» Sabiduría, libre de las nubes de los dos velos oscuros.

Pura y brillando resplandeciente como el sol.

Disipando la oscuridad de no saber.

Despertándonos del sueño de nuestras emociones turbadoras y de las cadenas del hábito mental».

Antigua plegaria tibetana.

Hace algún tiempo escribí sobre el inmenso poder curativo de la resiliencia. Busqué información y encontré un maravilloso libro de Boris Cyrulnik. Los patitos feos. Bueno, no es exactamente como lo estoy contando. El libro me encontró a mi, en un momento crucial de mi vida, muchos cambios a la vez. Cambios que no me propuse hacer, sino más bien ellos me cogieron de la mano y sin preguntar me arrastraron. Hablé también de mujeres con una capacidad de amar y de sanación increibles; Margot Woëlk y la pequeña niña que pintó el horror de los campos de concentración nazis para no perderse irremediablemente en el abismo y la angustía de la deshumanización. 

Podemos con todo, resiliencia.

«No hay alternativas a la verdad, es decir, a enfrentarnos con nuestra historía personal o colectiva. Solo si conocemos nuestra historía estaremos fuera de peligro de la autodestrucción» Alice Miller

Imatge relacionada
En la cola delante de la cocina(1942).

No quiero ser petulante, ni mucho menos, pero yo también ahora, en este preciso instante me siento una resiliente. Herida, sobrepasada, sorprendida; con siete u ocho años he descubierto que fui madre. Cuidé, sostuve y alimenté a mi propia madre y a mis hermanos. Parece ser que fue durante algún tiempo, meses o algunos años. Ahora, 42 años después de que sucediera se me ha revelado, nunca antes se volvió a hablar de ello. Yo no tenía ese recuerdo, pero si siempre conmigo la sensación de necesitar ser cuidada, entendida, comprendida y amada. Una especie de angustía vital adherida a mi por mucho que intentará con mis diferentes trajes, sacármela de encima. La permanente sensación de que alguna cosa no anda bien, miedo difuso, pero auténtico y resbaladizo. Esta cirscunstancia vital, me gusta llamarla así porque le quita trascendencia, todas y todos podemos tener experiencias semejantes. Me permite, reflexionando,entendiendo y sin juzgar ir colocando las piezas de mi puzle, de existir, de construirme. Ya van faltando menos. Me conozco, entiendo, y me perdono a mi misma y a los que me quieren por no saber hacer las cosas de otra manera. Hacemos las cosas de la mejor manera que sabemos y yo si fuera tu, haría todo del mismo modo. Exactamente igual. No es una tontería o una excusa, es una verdad liberadora. Alquimia emocional. Tara Bennet Goleman

Estoy contenta, mi vida es mia y de nadie más. Yo soy responsable de existir, de construirme y de crecer. Entiendo muchas cosas de mi, de la niña que he sido y de la mujer en que me he convertido.

Dejo ir, para continuar creciendo, para ser cada vez más auténtica, más sincera y compasiva. Gracias infinitas, gracias por ser como soy.

«La empatía puede ser un mensaje tierno que nos damos los unos a los otros cada vez que prestamos al otro toda nuestra atención. Esta misma atención consoladora es un don que también nos brindamos a nosotros mismos cuando estamos retorciéndonos en la incomodiadad de nuestros esquemas.» Tara Bennet Goleman.

aitana1967yo