Publicado en Europa Press 27 junio 2025

Desde AFRA, Asociación Mujeres Feministas Radicales de Andalucía, junto a otras 24 asociaciones feministas, abajo firmantes, nos unimos a la campaña de Contraborrado para exigir que en Madrid Orgullo 2025 no se dé espacio a quienes promueven los vientres de alquiler. Nos dirigimos a MADO como organizadores de Madrid Orgullo 2025, la fiesta que se celebra en el Barrio de Chueca y algunas de las principales calles de Madrid y cuyo acto central es la manifestación estatal, la más grande de Europa, que tiene lugar en el mes de julio.

Desde las organizaciones del movimiento feminista, queremos mostrar nuestra preocupación y denunciar la gravedad de que, en los actos y manifestaciones que celebran los avances  en la igualdad de derechos civiles, se pueda ceder espacio a organizaciones, y reivindicaciones que vulneran gravemente los derechos humanos de las mujeres y la infancia, al promover, relativizar, normalizar o romantizar la práctica de los vientres de alquiler o su legalización en este país.

Este año 2025, adquiere un valor particularmente simbólico en nuestro país al cumplirse dos décadas de la Ley que modificó el Código Civil y permitió el matrimonio entre personas del mismo sexo, un enorme paso adelante para los derechos de gays y lesbianas después de décadas de represión, invisibilidad y exclusión de parte de los derechos civiles que asisten a la ciudadanía española.

Los Derechos Civiles, como derechos que protegen la libertad y garantizan la integridad física y mental, la vida y la seguridad de todas las personas, son derechos con vocación de universalidad ya que establecen marcos legales y principios que promueven la inclusión y la no discriminación en todos los ámbitos de la vida.

El colectivo LGBT no debe admitir que se asocie su nombre o que sus reivindicaciones sean colonizadas por corporaciones, plataformas y personas que sortean la ilegalidad del alquiler de vientres acudiendo a otros países para, mediante pago, explotar los cuerpos y las capacidades reproductivas de mujeres vulnerables, así como promover la compraventa y trata de la infancia.

Estamos ante una industria internacional abyecta, que supone un mercado estimado de 27.500 millones de dólares para el año 2025, que nada tiene que ver con los derechos LGBT y que viola gravemente los derechos de las mujeres y la infancia a nivel internacional.

Desear ser padre o madre es legítimo, independientemente de la orientación sexual, pero no a costa de cosificar, explotar y convertir a seres humanos en objeto de compraventa. El interés superior del menor empieza por no firmar, publicitar o pretender legalizar un contrato de esta naturaleza, vulnerando sus derechos humanos. No son derechos y aun menos derechos reproductivos.

Tampoco deben ser cómplices instituciones y organismos públicos cuyo financiamiento de estos eventos, con impacto internacional y fondos públicos, puede incumplir la alta responsabilidad que la ciudadanía ha puesto en sus manos, además de vulnerar la normativa vigente. Ni la ciudad de Madrid puede convertirse en un escaparate internacional para reivindicar como derecho un negocio indigno.

Como bien saben, la Ley Orgánica 1/2023, de 28 de febrero, por la que se modifica la Ley Orgánica 2/2010, de 3 de marzo, de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo, define el alquiler de vientres como una forma de violencia contra las mujeres. A su vez, en su artículo 33 prohíbe “la publicidad que promueva las prácticas comerciales para la gestación por sustitución”, en todas sus formas.

En el mismo sentido se ha pronunciado el Tribunal Supremo a través de diferentes sentencias en las que ha señalado que la práctica del alquiler de vientres atenta contra la dignidad de la mujer gestante, contra su integridad física y moral y contra el interés superior del menor. El alto Tribunal ha señalado reiteradamente que esta práctica mercantiliza a la mujer y al niño, al tratar a ambos como objetos susceptibles de comercio.

Por todo lo que antecede, denunciamos la presencia en MADO Madrid Orgullo 2025 de una asociación que considera, como consta en sus propios documentos, “como derecho reproductivo” el alquiler del cuerpo de las mujeres.  

Una asociación que hace gala de tales objetivos no debe tener el amparo de los organizadores de MADO Madrid Orgullo.

Ninguna forma de explotación del cuerpo de las mujeres en nombre de los derechos del colectivo LGBT.

Atentamente,