Por @AsuncionLenBar2
Autismo #DDHH. Derecho a una educación que valore la diversidad y las diferencias individuales.
Hace ya algunas semanas asistí a un seminario sobre autismo. Fue un seminario muy interesante, necesario por mi formación y por el trabajo que desempeño, pero sobre todo fue, abrir más los ojos, si cabe; abrir los ojos del corazón.
“Sólo con el corazón podemos ver bien. Lo importante es invisible a nuestros ojos” El Principito.
No me extenderé sobre el contenido, la calidad humana y profesional de las personas que lo impartieron, pero si debo manifestarles que hay una motivación, muy personal, pero creo y espero que compartida por muchas personas en este mundo.
El asteroide B-612 (ficción creada por mí; lugar donde habitan la mayor parte del tiempo las personas con autismo) y el planeta compartido por todos los seres… la Tierra, no son excluyentes. Las personas con autismo “pasan” parte de su tiempo en este asteroide, pero forman parte del planeta azul. Esta es mi motivación: JUSTICIA, solidaridad, empatía, humanidad, en definitiva.
Tod@s, somos seres de luz y el universo es nuestro gran hogar. Para entender a estas personas hay que acercarse poco a poco, son criaturas frágiles, de cristal, pero si les ayudamos; acompañándoles en sus vidas. Sin pretender, que sólo el lenguaje de la tierra es el compartido, sin intentar aplastar sus ideas, sin querer homogeneizarl@s; les daremos la magia que necesitan para continuar creciendo, ser felices y disfrutar de nuestro planeta, todos y todas lo merecemos. Hemos nacido para ello.
El Asteroide está bien, en nuestro planeta a veces hay sitios peores,  pero sólo para ratitos, vivir siempre allí, te hiela el corazón. La soledad te invade, te conviertes en un “alien” azul, solo y desconectado.
Phoebe Cadlwell, nos dice algo tan maravilloso como: “Pies suaves, pies amables, pies azules”. Ella es habitante del asteroide B-612, pero es una experta viajera, viajó con soltura entre el asteroide y la Tierra. “Querer es hacer nuestro lo que no nos pertenece, es adueñarnos o desear algo para completarnos, porque en algún punto nos reconocemos carentes”. (El Principito). Phoebe supo verlo con su corazón y lo más bello, pudo transmitírnoslo. Otros moradores del asteroide no pueden, pero de bien seguro que lo añoran. Es nuestra responsabilidad ayudarles.
A mi particularmente, se me hiela el corazón, cuando leo en prensa noticias como esta “ Ashley Bibbo, una mujer de Colorado, Estados Unidos, ha contado en Facebook la terrible intimidación que su hijo de 11 años vive en la escuela. El hijo de Ashley tiene autismo y sufre acoso escolar, esta semana no pudo más y quiso mostrar las laceraciones y moratones en la cara que ha sufrido el pequeño tras uno de los últimos encuentros con sus compañeros “
“En su publicación Bibbo, ha explicado que a menudo su hijo tiene problemas para responder a situaciones sociales y que esto ha exacerbado la intimidación a la que es sometido”. «Este año, mi hijo ha tratado continuamente con matones que han sido crueles e implacables» escribió.
Las niñas y niños con autismo, saben mucho de sufrimiento y angustia, de soledad e incomprensión, de miedo. Podría ponerles el caso de un testimonio de verdad, trabajado en el seminario que les comentaba, podemos llamarlo “Rick”, un niño británico. Actualmente es una persona adulta, sensible e inteligente. “Cuando pequeño tenía un nivel muy alto para hablar”. No es el caso de todos los niños y niñas con autismo. Así, erróneamente, asumimos que la comprensión, va de la mano, me comenta la que fue su maestra hace años, pero no, a veces el significado no se corresponde con lo que comprende su “cabecita”, nuestras demandas no son entendidas.
“Querer es esperar, es apegarse a las cosas y a las personas desde nuestras necesidades. Entonces, cuando no tenemos reciprocidad hay sufrimiento”. (El Principito)
Me pregunto entonces que ha fallado en esta escuela de Colorado paraa que un niño de once años sea maltratado de esta forma salvaje por sus iguales….Me temo, que falla todo; falla el sistema educativo, fallan determinadas familias, falla nuestra “sociedad”…tristemente falla la humanidad entera.
“Después de escribir sobre las trágicas experiencias de su hijo en una desgarradora publicación en Facebook, la historia de Bibbo se ha compartido ampliamente y otros padres no han dudado en ofrecer su apoyo”.
Afortunadamente, he de matizar, la humanidad entera, no; hay personas que son sensibles y saben cuándo miran con el corazón a los demás que para una persona con autismo, es muy difícil, saber que desea para ella misma, e inhumano pedirle que tenga en cuenta, así de entrada sin más, sin ayuda, nuestras expectativas, deseos, requerimientos, etc. En el Principito desde el principio es evidente que” todas las personas mayores fueron al principio niños, aunque pocas de ellas lo recuerdan”.
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