Por Aitana1967yo

«El silencio es un lujo que no podemos permitirnos». «La autora del manifiesto «Todos deberíamos ser feministas» sacudió la pasada Feria del Libro de Franckfort con este discurso. En el reivindica la utilidad de la literatura para ampliar los límites de la imaginación como forma de combatir el machismo y el racismo » Chimamanda Ngozi Adichie

A Chimanda Ngozi un buen amigo suyo cuando era muy joven le dijo para su asombro que era una mujer feminista. Tal como lo explica ella nada que ver con un halago o un cumplido, sino como algo a esconder. Es decir, no significarse, Okoloma la quería mucho pero desde su argumentación es que esa realidad podía traerle problemas y sinsabores. El la quería mucho de ahí su consejo. Chimamanda no sabía exactamente que significaba la palabra feminista y fue corriendo a casa para buscarla en el diccionario. enlace

Años más tarde, un periodista en Nigeria, promocionando una novela sobre maltrato hacia la mujer,  La flor púrpura, le aconsejó «bien-intencionadamente»: debería silenciar que era feminista ya que en su opinión estas eran mujeres descontentas «porque no pueden encontrar marido». Al auditorio le hacen reír estas historias porque ciertamente Adichie es una gran comunicadora con un gran sentido del humor, como hace falta para cualquier cosa que hagamos en la vida, pero aunque nos hagan estallar en carcajadas, es indiscutible que para muchos hombres y mujeres es una realidad que se han formado. Què ha calado hasta lo más profundo. Creen firmemente, con convicción que las feministas somos mujeres insatisfechas con nuestra vida personal y estamos muy frustradas. De ahí, nace nuestro rencor y odio hacia los hombres. Con una gran dosis de sentido del humor la escritora decide autodenominarse entonces , por si acaso, para zanjar la polémica «feminista feliz». En esta misma presentación de su novela, una académica nigeriana le comentó que el feminismo no formaba parte de la cultura africana y que la autora se auto denominaba feminista porque estaba influenciada y «corrompida por las lecturas occidentales». Volviendo a usar una fina ironía Chimamanda decide entonces definirse como una «feminista africana feliz»

Yo, también, creo que debemos defender la palabra feminista. Significa vida, alegría, justicia e igualdad. Darle todo su valor y sentirnos orgullosas de definirnos como mujeres feministas. No tener miedo de que existan hombres y mujeres que no sepan aún que significa ser feminista y que además hay muchas formas de vivir siendo feminista. Tantas como mujeres hay en el mundo. Somos diversas y lo que nos define es la lucha por la igualdad. Las palabras no son meras palabras. Unas letras junto a otras. Evocan significados, sensaciones, sentimientos, pueden hacernos salivar, reír o temblar con solo oírlas. No solo son significados, también conforman y transforman realidades. No solo describen significados, coincido con Chimamanda Ngozi, la literatura nos hace más libres, mas humanos. Las palabras que narran historias de mujeres. Historias de hombres también, pero de ellos hemos leído ya muchas.. No solo leer las realidades de ellos. La literatura como ella afirma nos amplia los límites de la imaginación para luchar contra el machismo y el racismo que nos asfixia.Las palabras conforman realidades, así los libros crean mapas, mundos que de otra manera no no existirían. Permaneciendo en el silencio, en las sombras. La ausencia, los silencios compartidos y cómplices, las realidades calladas matan, aislan y alienan a las mujeres. Las palabras sanan, liberan y restituyen.

Hoy he estrenado una agenda preciosa. Me la ha regalado una mujer sensible, fuerte y generosa. Una luchadora: mi hermana. Cada mes está dedicado a una gran mujer. Algunas son conocidas, otras son un auténtico descubrimiento para mi. Aunque en sus diferentes ámbitos han sido mujeres extraordinarias por sus diferentes aportaciones. No existían para mi. Silenciadas y olvidadas por la palabra.

Wang-Zhenyi. ©Gini Wade.

Wang Zhenyi es la primera de estas mujeres. A ella está dedicado el mes de septiembre. Nació en la China feudal de 1768 y murió prematuramente en 1797. Fue una mujer autodidacta, se formó en disciplinas que aun continuan vedadas a las mujeres. Estan pero no són visibles. Mujer fuerte e inteligente. Una famosa científica de la dinastia Quin. La última de la China feudal. Formarse a sí mismo rompió moldes y tabúes en su época. A las mujeres no les estaba permitido estudiar. Ademas de la mano de su abuela escribió poesia. Su abuelo la guió en astronomia y su padre la ayudó en geografia, medicina y matemáticas. Era una voraz y entusiasta lectora. Otra mujer le enseñó a montar a caballo, artes marciales y tiro con arco. Una vida apasionante, rica y plena a pesar de que murió con tan solo 29 años.

«su pasión por el cielo y los astros la llevaron a realizar distintas investigaciones: estudios sobre el número de estrellas; sobre la dirección rotacional del sol; investigaciones sobre la luna y los planetas Venus, Júpiter, Marte, Mercurio y Saturno; y por último, pero no por ello menos importante, realizó un estudio describiendo la relación entre los eclipses lunares y solares. Wang Zhenyi, además, pasó de las observaciones a los experimentos que, por cierto, eran simples pero brillantes«. Además de su enorme contribución a las ciencias, también fue una luchadora por los derechos de las mujeres plebeyas en la China feudal.


Poesía de Wang Zhenyi reivindicando la igualdad. Imagen modificada por Arantza Muguruza Montero
Gracias a mi hermana, a Teresa, a Chimamanda Ngozi Adichie, a Wang Zhen-Yi y a tantas y tantas mujeres públicas y anónimas. Soy como soy porque ellas han existido. No más «silencios»…