Ravensbrück y el infierno de las mujeres. Una historia silenciada I

Publicado en Nueva Revolución

Teresa Domínguez

rimera parte: Ravensbrück y el infierno de las mujeres. Una historia silenciada I
Segunda parte: Las mujeres y la Resistencia. Una historia silenciada II
Tercera parte: Las cobayas humanas de Ravensbrück. Una historia silenciada III.

Tal día como hoy, hace 73 años, era liberadas 3500 mujeres del campo de concentración de Ravensbrück. 30 de abril de 1945, el dictador nazi Adolf Hitler se suicida en Berlín.
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Ceija Stojka, Frauenlager Ravensbrück

Deportada a la edad de diez años, Ceija Stojka (1933-2013) sobrevive a tres campos de concentración. Comenzó a pintar y escribir a la edad de 50 años para testimoniar y luchar contra el olvido. Su obra presentada por primera vez en Francia, evoca el paraíso perdido de su niñez.

«Si el mundo no cambia ahora, si el mundo no abre sus puertas y ventanas, si no construye paz, verdadera paz, para que mis bisnietos tengan la oportunidad de vivir en este mundo» , entonces soy incapaz de explicar por qué razón he sobrevivido a Auschwitz, Bergen-Belsen y Ravensbrük «. – Ceija Stojka

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Ceija Stojka

La sociedad alemana era patriarcal. Los nazis se oponían implacablemente al feminismo y la independencia de las mujeres. Rosa Luxemburgo era un símbolo de todo lo que más les horrorizaba, en particular debido a su participación en la política activa. La ideología nazi veía a las mujeres en el papel de «esposas, madres y amas de casa», y su tarea era apoyar a los hombres de la lucha mediante el suministro de alimentos y la fabricación y reparación de uniformes y banderas.

Los nazis evidentemente se oponían al movimiento feminista de la época, de hecho, Adolf Hitler los desmanteló todos, encerró a activistas y algunos los convirtió en la Liga Femenina Nacionalsocialista BDM o la Liga de chicas alemanas, la versión femenina de las Juventudes Hitlerianas, que promovía la maternidad y las labores domésticas.
En ella se ofrecían cursos sobre crianza de los hijos, coser y cocinar. Se las animaba a dejar de trabajar y a dedicarse a formar familia y a procrear. Y por ello eran premiadas con la Cruz de Honor de la Madre Alemana. Por dar a luz a cuatro hijos (medalla de cobre), a seis hijos (medalla de plata) y a ocho o más hijos (de oro).
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WWII Photo of German Girls Athletic Club Marching World War Two WW2

Las organizaciones de mujeres fueron disueltas y reunificadas por Gregor Strasser en 1931, y en 1934 Gertrud Scholtz-Klink se convirtió en líder general del Grupo de Mujeres Nazis, después de lo cual funcionó principalmente como un canal de propaganda. Parte de la política de Gleichschaltung (coordinación) significaba que incluso para unirse a un grupo de costura, las mujeres tenían que elegir el grupo del partido o nada.

Ravensbrück

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forgotten-terror-ravensbruck-nazi-concentration-camp-women-1480949240Esas eran las alemanas políticamente correctas, después estaban las otras, desde el punto de vista general y desde el punto de vista del régimen, las mujeres, tanto judías como no judías, fueron víctimas permanentes de la política nazi. De hecho, los nazis tuvieron un campo de concentración especialmente dedicado a las mujeres, el de Ravensbrück*, situado a 90 kilómetros de Berlín donde llegaron a ser recluidas 130.000 mujeres, que fueron golpeadas, obligadas a pasar hambre y a trabajar hasta la muerte, envenenadas, ejecutadas y gaseadas, entre ellas, miembros de la resistencia, comunistas, mujeres forzadas a la prostitución, académicas, feministas, mujeres de la comunidad romaní y sintis (gitanas) judías, la mayoría polacas, lesbianas y otras mujeres que no se ajustaban a los «ideales nazis de femineidad» y de 40 países distintos. 400 fueron españolas, marcadas con un triángulo invertido de color rojo, como todas las presas políticas. Allí asesinaron a 50.000 mujeres, algunos historiadores hablan incluso de 90.000, a una media de 80 diarias.

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Jadwiga Dzido Tribunal de Núremberg
En Ravensbrück tuvieron lugar experimentos aberrantes con embarazos, capacidad reproductiva, ensayos de esterilización dirigidos especialmente contra mujeres romaníes y las 70 judías polacas. Se les inoculaban enfermedades venéreas para estudiar sus efectos, se les hacía perder la menstruación y se les alteraba el sistema hormonal. Se les cortaban huesos, músculos y nervios para infectarlos con bacterias y probar medicamentos entre otras aberraciones. En la fotografía la superviviente Jadwiga Dzido muestra las cicatrices de una pierna al tribunal de Núremberg, mientras un perito médico explica la naturaleza de los procedimientos que ella sufrió en el campo de concentración de Ravensbrück el 22 de noviembre de 1942. Los experimentos, que incluían inyecciones de bacterias muy potentes, fueron realizados por los acusados Herta Oberheuser y Fritz Ernst Fischer el 20 de diciembre de 1946.*
Las judías fueron deportadas a Auschwitz en el verano de 1942. Todas esas mujeres fueron “las nadie” de la época, ninguneadas, por callar la violencia sexual, ninguneadas por la historia al ser simplemente mujeres.
 
 
 
Encyclopédie multimédia de la Shoah, Holocausto
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Fotografía clandestina de la pierna desfigurada de la presa política polaca, Bogumila Babinska (Jasiuk), en el campo de concentración de Ravensbrueck.
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Mercedes Núñez durante su intervención en el juicio contra la Gestapo
Mercedes Núñez, era una gallega exiliada y destacada dirigente del PCE en el exilio, que colaboraba clandestinamente con la Resistencia francesa. Se salvó de milagro, cuenta Mónica G. Álvarez en su libro, Guardianas nazis, a las mujeres enfermas se las enviaba directamente al crematorio, a comienzos de abril de 1945, y aquejada de una hemorragia en el aparato respiratorio, fue ingresada en la  antesala de la cámara de gas pero el mismo día en que iba a ser gaseada, las tropas aliadas llegaban a las instalaciones. En el libro, la periodista destaca a una veintena de mujeres que llama Las arcángeles del terror y a doce en Las apóstoles del Reich. Cada capítulo se abre con una «ficha» de este estilo:
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Pueden leer el magnífico reportaje de Salvador Rodríguez en el Faro de Vigo.
Female-Guards-300x231Ravensbrück también fue lugar clave de entrenamiento para unas 7000 mujeres de la guardia nazi, conocidas como Aufseherinnen. Una vez entrenadas en el “arte” del abuso verbal y psicológico, hasta cómo golpear y latigar a las prisioneras, eran destinadas a campos repartidos por todo el Reich. Cuando finalizó la guerra y comenzaron a arrestar a todos los oficiales y soldados nazis, también sus mujeres fueron perseguidas rapadas, expuestas, humilladas y en algunos casos violadas o heridas brutalmente.
«No toleraremos a nadie en nuestras filas que ataque las ideas del cristianismo. Nuestro movimiento es cristiano.» Adolf Hitler 27 octubre 1928

A pesar de la “moral cristiana” que impregnaba el nazismo, muchos burdeles fueron establecidos a través de toda la Europa ocupada por Alemania y eran de uso exclusivo de los soldados de la SS y de las fuerzas armadas de los Nazis. Al menos 34 mil mujeres alrededor de toda Europa fueron forzadas a servir como prostitutas. Existe evidencia incluso de que las mujeres eran tatuadas con la frase «Puta de Campo» en el pecho. Aquellas que quedaban embarazadas se les forzaba a abortar, lo que resultaba en muerte y en muchos casos los soldados de la SS las engañaban con promesas de mejor trato o reducción de su sentencia. Mujeres que de sobrevivir terminaban en Ravensbrück. Un tema, el de la prostitución forzosa, que se mantuvo en silencio y gracias a los testimonios de las propias supervivientes, se pudo conocer. Mujeres  violadas, brutalizadas y humilladas.

El 30 de abril de 1945, alrededor de 3.500 prisioneras del campo de Ravensbrück, malnutridas y muchas de ellas al borde de la muerte, fueron encontradas y liberadas por el Ejército Rojo. Los testimonios de las supervivientes coinciden en señalar que fue el compañerismo entre las víctimas lo que permitió que saliesen adelante. Sin embargo, la historia de Ravensbrück se partió en dos, en la zona soviética el campo se convirtió en un santuario para las heroínas comunistas caídas, y en occidente, simplemente, desapareció. No solo por la imposibilidad de acceder al territorio y por la desaparición de todos los documentos, sino porque en muchos casos no se quiso escuchar a las supervivientes. Y los documentos sobre el juicio de Ravensbrück estuvieron clasificados hasta casi los años ochenta. Una larga historia de olvido, humillación y desprecio a las mujeres que murieron en ese campo de concentración, y a las supervivientes del campo alemán, que se acostumbraron a ver cómo los hombres que las juzgaban dudaban de su palabra. Como sigue pasando por otra parte hoy en día.
No puedo terminar mejor que con el homenaje que hizo Marina Rossell a las mujeres deportadas que murieron en el campo de concentración, como Carme Bartolí (letra de Montserrat Roig y música de la propia Marina). Con agradecimiento especial Lour Hernando, por su ayuda en la traducción.
«Morir en Ravensbrück».
El campo era un trago de noche
lejos de todo y entre crestas.
Carme se está muriendo
su llanto se pierde para siempre
y su llanto se pierde para siempre
y su llanto…
El campo era un trago de noche
al norte humo, hacia el sur cenizas.
Así yo no quiero morir
lejos de los prados y las arboledas
lejos de los prados y las arboledas
lejos.
El campo era un trago de noche
lejos de todo y entre montañas.
El pararillo que la siente
poco a poco se le acerca
poco a poco se le acerca
poco a poco.
Le dice mientras la aprieta bien fuerte
dulces palabras al oído…
 Morir a Ravensbrück- Marina Rossell (Montserrat Roig)
https://www.youtube.com/watch?v=40_WFwnw-5E&t=31s
 Fuentes: Berliner Zeitung, Héctor G.Barnésla enciclopedia del Holocausto*, Salvador Rodríguez y el libro «mi lucha». Este artículo recoge extractos del libro Guardianas Nazis de Mónica G. Álvarez.
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