Hayv Kahraman es una artista kurda que vive en Los Ángeles, nació en Bagdad, Irak. Es principalmente pintora, desde los 12 años, pero también esculpe y dibuja.
Debido a las duras condiciones que vivía, tuvo que abandonar su país a una edad temprana y convertirse en refugiada en Suecia. Allí empezó a pintar y expuso por primera vez cuando era solo una niña. Más tarde fue a Florencia (Italia) a estudiar arte.
Nos quieren como musas, porque nos temen como artistas.
La Diáspora
La esencia de su lenguaje visual es un vocabulario narrativo, la memoria grabada en el inconsciente a lo largo de los siglos de huídas y la dinámica de la no-fijación de las culturas diaspóricas, producto de su propia experiencia como refugiada, de su vivencia como emigrante iraquí. Aunque bien podría hablar por la piel de tantas y tantas mujeres y niñas migrantes, mujeres asediadas en sus cuerpos, mujeres sometidas, mujeres que protegen, mujeres que callan, mujeres mueren en vida. El cuerpo como objeto y sujeto tiene un papel central en su práctica pictórica, ya que encarna de forma compuesta a la propia artista y a un colectivo.
La violencia: Mujer y guerra
El tema de la violencia en su obra es remarcado, y destacable, es impactante, toda vez que limpio en sus trazos, y es de significar que pueda deberse a sus experiencias con la guerra, con su condición de migrante y refugiada. Y lo que es más importante, la idea de identidades fracturadas es evidente en su obra a causa de la guerra y los desplazamientos de población.
Se centra en las fronteras y los límites que se rompen constantemente. Ser mujer, en esas circunstancias. Cree que uno desarrolla lo que es en función de su ubicación. Por eso, cuando se rompen los límites y las fronteras, también se rompe tu identidad.
«Marionetas»
Por ejemplo, «Marionetas» aborda el papel sumiso de la mujer en tareas como la limpieza. En el cuidado del hogar, de la familia, la protección de la prole, el sustento, el sujeto del que penden la moral y el honor. Por los que vale tan poco sus vidas.
Audible, inaudible:
Los sonidos violentos de la guerra son silenciados por sus oyentes, todas mujeres, como mecanismo de supervivencia. el aterrador sonido de la sirena antiaérea.
Esto llevó a la artista al libro de Martin J. Daughtry «Listening to War, Sound, Music and Survival in Wartime Iraq«, donde describe una entrevista a una madre que protegía a sus hijos de los violentos sonidos de la guerra abrazándolos con fuerza y apretando los brazos contra sus oídos. Su cuerpo, su carne, actuaba entonces como un microambiente natural perfecto para proteger a sus hijos.
Kay Kahraman quería imitar este concepto de «carne como defensa», carne dude mujer, así que introdujo en los cuadros espuma acústica piramidal, un material que «retiene» el sonido. Empezó cortando quirúrgicamente el lino y empujando la espuma a través de él desde la parte posterior. A medida que penetraba en la superficie sentía como si estuviera llevando a cabo una operación de resistencia. Estos cortes y heridas calculados permitían que el cuadro respirara. Al inhalar y exhalar, reaccionaba, se resistía, se defendía y aceptaba estas heridas sónicas.
Estrés post-traumático
Estas son las propias palabras y explicaciones de la autora, acerca de su obra, que son pura sensibilidad. Una obra que refleja asuntos polémicos de violencia basada en el sexo, los polémicos estereotipos de género, los asesinatos de honor, la guerra, todas cuestiones que afectan a su país de origen, Iraq. La propia autora reconocía a un medio reconocido internacionalmente que le lavaron el cerebro haciéndole creer que todo lo eurocéntrico es lo ideal».
La artista kurda se inspira en la tradición miniaturista de Bagdad, el autorretrato, ha evolucionado hacia las bacterias vegetales y la neuroescultura para crear obras que provocan una reacción visceral. El interés de Kahraman por la neurociencia comenzó con la pérdida de su madre. La artista descubrió que uno de los últimos libros que había estado leyendo antes de su muerte trataba de la «neuroescultura», la posibilidad de cambiar vías neuronales que antes se consideraban fijas. «En el campo del trastorno de estrés postraumático, esto es enorme», afirma. «Fue interesante que ella, una inmigrante iraquí, hubiera elegido este libro».
No seré una mujer libre, mientras haya mujeres sometidas. A.Lorde
🔔 No olvides suscribirte a nuestro canal / @letra_escarlata
💜 Síguenos en nuestras #redessociales https://letraescarlata.contactin.bio/