En casi la mitad de las reproducciones asistidas se recurre al óvulo de una donante. Existen catálogos de donantes de gametos, catálogo de madres sustitutas, aplicaciones para elegir a la carta desde el color de ojos, la etnia, religión. La explotación reproductiva promueve la hegemonía de lo que Sheela Saravanan llama los pro-natalistas. La hegemonía patriarcal, racista, etnicista, las castas, el sexismo, la genetización, la alienación de la función gestacional, las violaciones de los derechos humanos de las mujeres y de los menores, el tráfico y la injusticia reproductiva. 
«La práctica de los vientres de alquiler añade la posibilidad de fabricar bebés a la carta, con la propia herencia genética, o la seleccionada a gusto del cliente.» Ana Trejo Pulido.
En los vientres de alquiler se selecciona genéticamente el bebé «ideal» y se descartan embriones a la carta, lo que el filósofo Jürgen Habermas llama la eugenesia liberal, la supremacía de la raza blanca. Se buscan a las madres gestantes en países cuya mano de obra es menos costosa, sin embargo los ovocitos se buscan en países del llamado «primer mundo», como explica la filósofa Éliètte Abecassis, las estudiantes californianas, incluso europeas, venden sus óvulos, que se implantan en el útero de mujeres racializadas, pobres…
No se ven óvulos de mujeres negras implantados en el útero de una mujer blanca, o una mujer rica gestando para mujeres u hombres pobres e infértiles. Incluso en el caso de Estados Unidos, no dejan de ser mujeres de estatus económico inferior que se garantizan el pago de su jubilación, la compra de una casa, los estudios de sus hijos, como se puede apreciar en los anuncios de las agencias. «¿Quieres ganar dinero? Conviértete en madre de alquiler ¿Quieres ahorrar para tu jubilación? ¡Hazlo YA! «Trabaja en jornada parcial y cobra como jornada completa».

La filósofa Ana de Miguel lo define como los «nuevos nichos de trabajo»: la compraventa de leche, la prostitución, el porno, la venta de óvulos, el alquiler de mujeres con fines reproductivos. No se trata de la explotación de la fuerza de trabajo, como nos quieren hacer creer, es la explotación de las meras funciones biológicas de las mujeres. En las universidades incluso se habla de bioeconomía. De economía reproductiva.

Países ultraconservadores de Latino América y otros muchos penalizan y criminalizan el aborto, mientras presentan propuestas que regulan los vientres de alquiler, dónde se explota a mujeres, se comercializa con gametos, incluso en packs, se seleccionan y desechan embriones, o se venden en el mercado de segunda mano, se compran niños a la carta, y se permiten abortos selectivos.

«Oferta laboral: Gana hasta 10.000$. Las donantes experimentadas o excepcionales pueden recibir significativamente más. Tipo de empleo: Contrato con flexibilidad horaria. Teletrabajo OK». Lo llaman dar un regalo a una pareja llena de amor en necesidad.
«Gana $7,000/$9,000 1ª donación, $10,000 por donaciones adicionales + todos los gastos pagados. La «donación» o venta bajo la premisa de la necesidad: Disfruta de libertad económica para liquidar préstamos estudiantiles, hacer pago inicial de una casa o explorar el mundo.» Requisitos de la oferta laboral: «Hembra. Entre 21 y 30. Buena salud física, buen historial de salud. No fumadora. Fuerte apoyo de amigos y familiares. Índice de masa corporal de menos menos de 30. Educación avanzada, es decir, se requiere alguna certificación universitaria o profesional.»
Más del 50% de los óvulos usados por la industria en Europa son de jóvenes universitarias españolas, el pago es de más menos 1000€ el proceso, y lo habitual es que se sometan varias veces por pura necesidad económica. La ley permite en muchos países de la Unión Europea que a los 18 años una persona nacida por donación de gameto tenga acceso a la identidad del donante excepto en España. El Comité de Bioética está pidiendo que los donantes de semen y óvulos dejen de ser anónimos, un tercio de los tratamientos de reproducción asistida en España se llevan a cabo gracias a donación de semen y óvulos. Los riesgos de la hiperestimulación son similares a los riesgos de la donación de óvulos, e incluyen numerosos riesgos y complicaciones, desde riesgos psicológicos, a físicos, incluidos los riesgos genéticos e incluso la muerte.
Es interesante leer el caso práctico de Uxía, recogido de twitter, que transcribo en este post, un proceso real, sus condiciones y riesgos se especifican bajo contrato, aunque las clínicas se empeñen en minimizarlos verbalmente.
El caso de  @rxronoa,
«El tema de la donación de óvulos y cómo está regulada actualmente es MUY importante, entre otros motivos porque es una cuestión de salud considerablemente seria, pero poca gente conoce bien esta situación y sus riesgos para las donantes. Hablo desde la propia experiencia. Necesito dinero, y una amiga me contó que por “donar” un óvulo pueden darte hasta 1000€ (en España, porque en países como EEUU la cifra puede ascender a decenas de miles de dólares). “Lo mismo que lo chicos con el semen pero mucho más caro, menudo chollo”, pensé.
Como lo consideraba una opción real, me puse a informarme. Efectivamente, las propias clínicas (privadas) pintan la donación de óvulos como el equivalente femenino de la donación de semen: un acto altruista e inofensivo, en el que recibes una compensación, por las posibles molestias del proceso. Porque el truco está en que, obviamente, no es tan sencillo como donar semen: tras superar varias pruebas médicas y demostrar tu aptitud, necesitas hormonarte durante unos 12 días y acudir a la clínica con frecuencia para comprobar que todo, marcha bien. 
Desde mi óptica, como persona que necesitaba ese dinero, le restaba importancia a todos los inconvenientes. También se la resté al proceso quirúrgico (bastante sencillo, pero necesitas sedación) mediante el cual te extraen LOS óvulos que has producido ese mes. Me da vergüenza admitirlo, pero incluso ignoré la cuestión ética de que aquello no era una donación: era una venta, y lo que yo y otras tantas mujeres en situaciones económicas precarias estábamos vendiendo no era otra cosa que nuestro cuerpo. Si estoy en contra de, por ejemplo, los vientres de alquiler, ¿por qué hacer la vista gorda con algo no tan diferente?
Entonces, justo después de haber pedido cita en una de las clínicas de fertilidad aquí en Santiago, me remordió la conciencia y me puse a investigar sobre esto desde una óptica feminista. Tras encontrar lo que encontré, me quedé MUY sorprendida de que este sea un tema tan poco hablado entre nosotras cuando es algo tan serio.
Ahora viene lo gracioso. Hace apenas una hora he vuelto de la clínica, porque decidí ir igualmente para comprobar que lo que había leído era cierto. De momento, todo lo es, palabra por palabra.
Llegas allí y te tratan con toda la amabilidad del mundo, informándote del proceso poniendo el énfasis en que el proceso puede ser “molesto” pero no doloroso y sin precisar sobre otros asuntos cómo qué hormonas y en qué cantidades te van a meter en el cuerpo. Por supuesto, nada más terminar: “Al terminar recibirías una compensación de 900€ por las molestias :). La propia publicidad lo hace parecer un gesto altruista, de sororidad para con otras mujeres. No se olvidan del reclamo principal que es la compensación económica, pero procuran lavarle la cara al proceso.
Sin embargo, el perfil de donante no es “mujer de 18-35 años”. El perfil mayoritario es “mujer de 18-35 años estudiante o en situación precaria”. El perfil es mujer de clase trabajadora, que si no recibiese mil eurazos no se arriesgaría a todo esto. En la clínica, tras explicarme el proceso, he sido YO quien ha tenido que sacar el tema de las complicaciones y posibles efectos adversos; la doctora dio la conversación por terminada con el tema del dinero. Mencionó algunas de las posibles complicaciones insistiendo en que eran poco frecuentes. También me dio esto, donde se explican con más detalle. No es sobre esto sobre lo que vengo a hablar, pero está bien que vosotros también veáis que hasta ellos admiten que SÍ hay riesgos.
Sin embargo, había un riesgo concreto sobre el que yo había leído que la doctora no me mencionó en ningún momento ni aún insistiéndole en si no había ningún peligro más. ¿Testimonios como este? Si eres capaz de adentrarte un poco en foros de mujeres y obviar las páginas de propaganda de las clínicas, decenas.
Y cuando digo decenas, digo DECENAS, sin contar con los de las que no lo han contado por internet.
Busqué sobre la correlación entre donación de óvulos y cáncer, y por lo visto no soy la única con esa inquietud. Haciendo síntesis de todo lo que he leído, todo el mundo coincide en señalar esto: que te ceben con hormonas no es bueno para tu cuerpo y nunca lo será.
Entonces, ¿por qué no nos avisan de esto si están obligados por ley a informar de los posibles efectos secundarios? La respuesta es que, para variar, si eres mujer -y sobre todo obrera- no importas: no hay un seguimiento de la salud de las donantes a largo plazo.
Si os fijáis, todos los efectos secundarios son cosas que se manifiestan a corto plazo, cosas que en las clínicas ven y documentan. Si diez años después te sale un cáncer, a ellos se la suda. Como no hay estudios que sigan la historia clínica de las donantes a largo plazo, técnicamente no está demostrada la correlación entre tratamiento hormonal y cáncer.
Incluso si el riesgo no fuese grande, añadir el cáncer a su lista de riesgos les quitaría donantes, ¿no creéis?. Podéis creer en este riesgo en mayor o menor medida, pero es un hecho que si ha habido casos h no pocos, las clínicas deberían estudiar esto y advertirnos. Si no lo hacen, ¿por qué será? ¿Por qué no desmienten esto, por qué ni sacan el tema?. No culpo a las mujeres que venden sus óvulos porque hasta hace una semana yo misma estaba convencida de hacerlo. Culpo al sistema que nos empuja a vendernos y a sufrir las consecuencias después, y a las clínicas a las que se la suda nuestra salud y nos ven como simple dinero. Vosotras decidís qué opinar, pero mi consejo es que si necesitáis dinero y tenéis otras opciones distintas a donar, no os arriesguéis. Yo desde luego no me la pienso jugar, ni por 900€ ni por 9000€.»
La industria de la reproducción asistida en los Estados Unidos se ha convertido en un negocio multibillonario. ¿Su principal producto? Gametos humanos, embriones humanos. En todo el mundo se solicitan mujeres jóvenes, en tablones de anuncios de campus universitarios, por las redes sociales, mediante anuncios clasificados. Y se ofrecen hasta $10.000 por sus óvulos «donados» para «ayudar a hacer realidad el sueño de otras personas». Pero, ¿quién es esa donante de óvulos ? ¿Se la trata con justicia? ¿Cuáles son los riesgos a corto y largo plazo para su salud? Las respuestas a estas preguntas son inquietantes.

En mi artículo «Turistas biológicas y turismo de reproducción» ya comento que en Estados Unidos, cientos de embriones congelados en los tanques de almacenamiento son abandonados en un limbo por sus propietarios. Las clínicas de fertilidad se enfrentan al dilema (creciente) de quién debería asumir su propiedad y qué hacer con ellos. Todo ello mientras se estimula la donación de gametos para los vientres de alquiler. Las razones por las cuales los pacientes eligen abandonar sus embriones congelados varían, pero una de las principales es la económica, las tarifas de almacenamiento generalmente oscilan entre 500 y 1.000$ al año, y puede ser más caro dependiendo de la clínica. Un dilema que está causando preocupación entre los bioeticistas, abogados, grupos religiosos y la comunidad médica. El dilema polaco es distinto, el gobierno ha dado orden de retiener indefinidamente los embriones de mujeres lesbianas hasta que no encuentren «un hombre» que se haga cargo.

En otro artículo, «Vientres de alquiler: Mercado negro para bebés «sobrantes» Rita Banerji directamente habla del mercado negro para bebés «sobrantes» por fecundación in vitro y vientres de alquiler de parejas blancas. Una realidad que se vislumbraba en algunos casos, pero que ha tomado cuerpo de manera prominente y floreciente, en el mercado negro de un país que se supone ha puesto límites al negocio de la maternidad subrogada, precisamente por los abusos a los que se someten tanto a las mujeres como a los bebés. Sería una lástima no poder sacar beneficio de tan lucrativo negocio. Los embriones «extras» fertilizados y/o implantados no se descartan necesariamente. Y dado que la mayoría de los clientes de la India son personas occidentales blancas, las clínicas reconocen que tienen un excedente de gametos: óvulos «blancos», esperma y embriones que pueden venderse como material suelto o convertirse ya en bebés blancos en vientres «subrogados» y luego venderse a parejas sin que lo sepan (o sí) ni los propietarios del material genético, ni por supuesto los clientes.

 

Actualizamos: Parece que la embriodonación en España permite «adoptar» embriones donados por otros pacientes, quienes ya han cumplido su deseo de formar una familia. Los embriones sobrantes tienen tres salidas:

1. “Donarlos” a otra pareja

2. Donarlos para experimentación

3. Destruirlos

Desde un punto de vista técnico-médico, habría dos formas de llevar a cabo el proceso de «adopción de embriones»: la recepción de embriones crioconservados preexistentes o aquellos que fueron donados (padres biológicos ya no los quieren, cuando esos embriones sean “huérfanos”, es decir, que sus padres hayan fallecido o «no aparezcan» y no los hayan mandado destruir). Y la segunda opción sería crear embriones para ser adoptados posteriormente. Aunque los dos métodos resultan en un ser humano que no está genéticamente conectado con sus «padres adoptivos». Y lo justifican para solucionar los problemas de infertilidad de algunas parejas, o para evitar la destrucción de embriones desamparados.

La pregunta sigue siendo la misma. ¿Pensaron alguna vez que sus «genes» podrían estar creciendo en otros vientres de alquiler y que sus hijos tendrán hermanos o hermanas desconocidos «adoptados» for otras familias en su mismo país?.

Ley 14/2006 de 26 de mayo, sobre Técnicas de Reproducción Humana Asistida

Teresa Domínguez
“No seré una mujer libre mientras siga habiendo mujeres sometidas”