Teresa Domínguez

Brooke Brown

Brooke de Idaho murió un día antes de la cerárea programada y sus gemelos también por desprendimiento severo de placenta. Kelly Martínez, de South Dakota, tuvo preclampsia severa estuvo a punto de morir, los niños nacieron antes de tiempo, la pareja española se los llevó y le dejó una deuda de 9.900 dolares de gastos médico. Jessica Allan fue madre gestante para una pareja china y tuvo que pelear por su propio hijo… Melissa Cook, madre de alquiler, se negó a abortar a uno de los fetos, trató de litigar ante la Corte Suprema, fue un enorme escándalo.

Estos no son más que algunos ejemplo de vulneración de derechos humanos en un país «desarrollado» como Estados Unidos. Donde cada día se va extendiendo esta práctica.

Baby M

El dilema de ‘Baby M’. Dos mujeres se disputaron ante los tribunales la maternidad de un bebé gestado bajo contrato en 1987. Uuna alquiló el útero de la otra por 10.000 dólares, con el compromiso de que gestara para ella un bebé producido por inseminación artificial con el semen de su marido. De modo que se trató de un modelo llamado maternidad subrogada tradicional, y es que la misma madre gestarte aporta su propio óvulo. La madre gestarte prometía no fumar, no beber, no drogarse y no realizar el acto sexual en el período próximo a la inseminación artificial; y, además, «no intentar crear una relación materno-filial» con el futuro niño. Pero Beth no aceptó el dinero en el momento del parto. Ni quiso firmar la concesión de custodia a favor de los Stern. Y comenzó un período de locura en el que Baby M cambió sucesivamente del domicilio de los Whitehead al de los Stern. Finalmente, éstos tuvieron que utilizar al FBI para recuperar al bebé, al que su madre biológica se había llevado a Florida. Ni siquiera se pusieron de acuerdo en el nombre, para su madre, era Sara y los padre de intención Melissa. En 1987, el juez que instruyó el caso sentenció que la niña debía ser criada por los padres «legales», los señores Stern. Entre los argumentos ofrecidos, fue que Beth había firmado un contrato y este era legal. Por lo tanto no podía retractarse. Además ella fue la acusada de tener una actitud impulsiva y «explotadora. Y el juez dijo que ella no tenía razones legales para cambiar de opinión. Además alegaron que tenía problemas psicológicos y desórdenes de la personalidad, por lo que el juez no la consideró apta para el cuidado de una menor. Aunque le concedió régimen de visita dos veces a la semana.

Kelly Martínez

Kelly Martínez casi muere en su tercer intento y los «padres de intención» también españoles, le dejaron con deuda médica de 9.900 dólares. Kelly gestó por primera vez para otra pareja con 20 años, después tuvo una niña para una mujer, y por último en enero de 2016 volvió a dar a luz a dos bebés por encargo de un matrimonio madrileño, Mar y David. Pero fue un infierno lo que vivió con los compradores españoles. 

Kelly Martínez y Jennifer Lahl

Los problemas comenzaron con la primera ecografía. Estaba embarazada de dos niños, pero a los compradores no les gustó la noticia. porque ellos esperaban “la parejita”. Además los madrileños habían pagado “un tratamiento de selección de embriones”. Y esperaban niño y niña. Y como buenos “padres” se enfadaron muchísimo, y dejaron de preguntar por ella. Dejaron de interesarse por el embarazo. Kelly Martínez se sintió maltratada. 

En la semana 35 de embarazo le empezaron a fallar los riñones y el hígado. En el hospital descubrieron que Kelly padecía preeclampsia, una enfermedad propia de las mujeres embarazadas que se caracteriza por la aparición de hipertensión arterial y proteinuria, complicaciones que pueden llegar a poner en peligro la vida de la madre y del feto. Kelly necesitó tratamiento especial, y hoy por hoy padece síndrome de estrés postraumático y como consecuencia de todo ello, ya no puede más tener hijos. Los clientes se llevaron a los bebés finalmente, pero no le pagaron los gastos del tratamiento médico extra que necesitó, deuda que ascienden a 9.500 euros y que aún hoy les reclama.

Melissa Cook

Melissa Cook trató de litigar ante la Corte Suprema, un caso que levantó un enorme escándalo en los Estados Unidos. Con 47 años se ofreció como madre de alquiler,  le implantaron 3 embriones con semen de Chester Moore Jr (50 años) y un óvulo de donante de una mujer de 20 años. Después de que los tres embriones sobrevivieran inesperadamente, Moore exigió que Cook abortara a uno de los bebés de acuerdo con los términos del contrato de subrogación. Cook se negó declarando ser pro-vida pero también quería asegurarse de que el bebé «extra» no fuera al «padre de intención» y que antes de que Moore obtuviera la custodia de alguno de los bebés, el Gobierno se asegurara de que era un padre adecuado. 

Sin embargo la Corte Federal desestimó su demanda basada en los procedimientos pendientes de custodia del Tribunal Estatal. Perdiendo tanto en el juicio como en los tribunales de apelación intermedios. La Corte Suprema de California se negó a escuchar la apelación de Cook. Cuando Cook se puso de parto dos meses antes de lo previsto, sus derechos maternales ya habían sido eliminados y Moore fue declarado legalmente el único padre de los tres diminutos bebés. De acuerdo con una declaración firmada por la hermana de Moore,  Melinda Burnett, su hermano el padre de los trillizos, que es sordo y mudo y vive con sus ancianos padres inválidos, este es incapaz de cuidar a los tres niños y viven en condiciones deplorables en el sótano con su hermano de 51 años. Pueden leer toda la historia aquí.

Jessica Allan

Jessica Allan fue madre gestante para una pareja china y tuvo que pelear por su propio hijo en 2016. Uno de los gemelos de los que estaba embarazada era suyo, un fenómeno muy poco común que se llama super fetación, y lo supo porque cuando dio a luz, este tenía las mismas características que su marido, además su piel era negra, como su padre, recordemos que los compradores tenían rasgos asiáticos. La prueba de paternidad demostró que era hijo suyo, y a pesar de ello, tuvo que luchar contra la maquinaria intermediaria por la custodia de su propio hijo, que todavía tiene el apellido chino. Más sobre su historia.

Brooke Brown

Brooke Brown fue la primera mujer (oficialmente reconocida) en morir un día antes de la cesárea, sus gemelos murieron, eran para una pareja española. Jennifer Lahl en su artículo cuenta que el 8 de octubre de 2015, esta madre «sustituta» o gestante estadounidense murió de complicaciones relacionadas con el embarazo. Brooke era una «sustituta comercial gestacional». Le pagaban para que se quedara embarazada, y luego entregara unos gemelos a una pareja de españoles, (sí, otra) un país que no tiene legalizados los vientres de alquiler. Este había sido un embarazo sin complicaciones; Brooke estaba a solo un día de una cesárea programada. Pero sufrió lo que llaman, desprendimiento de la placenta, que resultó fatal. Los gemelos murieron también.

Casi inmediatamente después de la pérdida de estas tres vidas, las mujeres que se llamaban a sí mismas «Hermanas Surro» de Brooke, crearon una página de GoFundMe para recaudar 10,000 dólares para ayudar a la familia de Brooke a pagar los gastos de sepelio, y apenas recaudaron $7,000. Brooke era madre de cinco hijos, a los que dejó huérfanos.

Crystal Kelley

La historia de Seraphina Harrell se volvió viral porque su madre gestante se negó a abortar. Esta niña se murió pocas semanas después de cumplir ocho años. El 15 de julio, murió en el hospital después de sufrir una «combinación de complicaciones de una cirugía necesaria e infección», según su obituario.

Crystal Kelley, era madre gestante para una pareja, y fue noticia en 2012 por rechazar un aborto después de descubrir que la niña tenía múltiples defectos de nacimiento graves en una cita de ultrasonido a la mitad de su embarazo. La pareja que contrató a Kelley le ofreció $ 10,000 para interrumpir el embarazo, sin embargo, Kelley se negó y se mudó de Connecticut a Michigan para poder convertirse en la madre legal de Seraphina.

Rene Harrell, la madre de la criatura, que tuvo que adoptar a su propia hija, dijo que su hija tendría una vida significativa a pesar de sus necesidades especiales. Seraphina nació con el síndrome de heterotaxia, que dejó fuera de lugar muchos de sus órganos internos, así como una malformación cerebral llamada holoprosencefalia. También tenía múltiples defectos cardíacos y dos bazos que no funcionaban. A pesar de ello tuvo una vida rodeada de amor hasta que murió junto a sus siete hermanos y hermanas mayores y con sus dos padres.

La decisión de Kelley de continuar con el embarazo introdujo una debate importante en la industria de la explotación reproductiva. Un debate que que ha generado prácticas que ahora se aseguran de que las madres gestantes y las parejas estén de acuerdo sobre cómo proceder con un embarazo en caso de que el feto muestre anomalías. Es decir, lo deja bien atado en los contratos.

Anna L. Johnson

En un caso que buscaba definir la definición de maternidad, un juez de la Corte Superior estadounidense denegó la solicitud de una madre gestante, sus derechos parentales por filiación, sobre el hijo que tuvo para otra pareja. Porque a diferencia del caso Baby M, el «material genético» no pertenecía a la madre que dio a luz. Por tanto le negó los derechos de visita que sí tuvo Sara. El juez Parslow consideró que el útero de Anna fue un simple «hogar» que le sirvió durante nueve meses. Que solo se había dedicado a «cuidar, alimentar y proteger al niño» dentro de su útero. También puso en duda la afirmación de la Sra. Johnson de que había formado un vínculo emocional con el feto que estaba embarazada. Y afirmó: «Me niego a dividir emocionalmente al niño entre dos madres «. Afirmando que la madre no tenía ningún vínculo genético con el bebé.

El juez del mismo instó a la Legislatura de California a establecer pautas para que se frenasen este tipo de pretensiones, teniendo en cuenta que cada vez se estaba utilizando más y más esta práctica del alquiler de vientre. Exigiendo dotarla de seguridad para los clientes (padres de intención) porque «invita a una situación de extorsión emocional y financiera» y dará lugar a más disputas como esta.

Maggie Eastman

Maggie Eastman, norteamericana, tuvo que someterse a una histerectomía completa a los 32 años. «No tengo hormonas en mi cuerpo, no tengo sexo, es doloroso. Sigo esperando a que alguien se preocupe de mí ahora que tengo un cáncer de pecho terminal«. Maggie, era donante de óvulos. Nadie le explicó el peaje médico y emocional que pagaría. «Ser un ángel, ayudar a una pareja a tener familia«, parecía simple, podría pagar su deuda universitaria y tener mejores oportunidades. «Ahora estoy intentando perdonarme a mí misma«.

«Estoy destruida… Tengo ansiedad y depresión… He experimentado el tormento durante varios años consecutivos después de dar a luz. Nos han dejado financieramente en deudas y mentalmente enfermas» Madre gestante australiana.

Tony Bare

Toni Bare firmó un contrato de subrogación en 2015 en Iowa con una pareja blanca por $13,000. Al principio de su embarazo de alto riesgo, Bare dijo que la pareja contratante se involucró en un acoso sostenido y un comportamiento racista que la llevó a un parto prematuro. En agosto de 2016, una semana después de que uno de los contratistas llamara Bare el n-word (insulto racista, en ingles hay palabras tabú que son tan prohibidas que se mencionan por su inicial), dio a luz a gemelas a las 25 semanas. Decidió mantener a las niñas por miedo a cederlas a quien llamaba un «hogar del odio». Kaylee murió ocho días después. Bare se quedó en el hospital con el bebé sobreviviente, Haylee, hasta noviembre de 2016 cuando la policía llegó al hospital y le quitó el bebé que estaba amamantando. Bare demandó por los derechos de filiación de su bebé, lo que llevó a la decisión de la Corte Suprema de Iowa de que Bare de declarar que ella firmó voluntariamente en el contrato de gestación subrogada, por lo que era totalmente ejecutable. En octubre de 2018, la Corte Suprema de Estados Unidos denegó la petición de revisar dicha decisión. Más sobre su historia.

Mirna

Mirna, una mujer mexicana, de Tabasco, divorciada y con tres hijos decidió subrogar su vientre y gestar un bebé para otra familia, unos clientes de España. Muestra de forma muy cercana los sinsabores que tuvo que enfrentar. Mirna vive con sus tres hijos y se mantienen con una pequeña pensión que le da su ex marido. Ella quiere tener independencia económica y sueña con poner un taller mecánico para motocicletas y además comprarse una. Debido a que Mirna no tiene un trabajo ni estudios decidió entrar a un programa médico para gestar un hijo para una pareja española. Muchas mujeres en Villahermosa están en una situación económica semejante a la de Mirna, así que deciden entrar a los programas de gestación subrogada para tener un ingreso. A petición de GIRE, el director Flavio Florencio se encargó de filmar, investigar y documentar este documental. Y aunque el fin del director es que se legisle, no deja de exponer la cruda de realidad de las mujeres pobres que se someten a la explotación reproductiva. El documental completo.

La historia de Taisiia y Ulyana, amigas y madres de alquiler por necesidad

Cuento la historia completa en este artículo, en Kiev, mientras sucede la guerra de Ucrania. Taisiia es una de las 1000 madres de alquiler ucranianas que estaban embarazadas cuando empezó la guerra. Guerra que no ha impedido que sigan vendiéndose criaturas. Los compradores de su bebé eran de EEUU, un lugar que ella nunca había visto. Pensó en Emiliia, su propia hija de 8 años. Ella y su marido se quedaron en su pueblo a 1000km mientras Taisiia viajaba a Kiev para dar a luz al niño que le pagaban por gestar. Taisiia consuela a Anastasia, la hija de Ulyana, en la cocina del apartamento de Lviv que paga la clínica, donde tuvieron que huir por los bombardeos en Kiev. Donde terminaron viviendo juntas. En el poco tiempo que hace que se conocen, Taisiia se ha convertido en una segunda madre para Anastasia. Una mañana Taisiia recibió un mensaje de Viber. Eran de los futuros padres de su bebé. No podrían recoger al bebé al nacer. A Ulyana le pararon las contracciones, y tuvieron que ponerla en reposo lejos de su hija pequeña, había riesgos «por el estrés, por la guerra y porque llevaba gemelos». ¿Pero cómo iba a dejar a su hija sola si tenía que estar ingresada? Llegaron a un acuerdo, eran amigas, Taisiia, se quedaría con Anastasia mientras Ulyana estuviera en el hospital. Pero esto significaba que Taisiia no volvería a su casa, con su familia mientras la ofensiva rusa se acercaba lentamente a su hogar. Pero tenía que ayudarla. Pueden leer su terrible historia completa aquí

 

El caso de Chelsea Lugard

Una madre de alquiler denuncia que una pareja de «compradores muy ricos”, dos hombres, abandonaron a su bebé durante el embarazo porque se divorciaron. Ella dio a luz y se tuvo que quedar criando a su bebé completamente sola. Al año hicieron las paces y le reclaman el bebé. Chelsea Lugard publicó dos vídeos en Tik Tok de sí misma con la niña y pidió ayuda a sus seguidores para decidir qué debía hacer, si denunciarles por abandono, pedirles una compensación o simplemente darles la niña.

Ella estuvo sola criando a la niña durante un año, y la quiere, y ahora no puede dejarla ir, confiesa. La quiere demasiado. La #ExplotaciónReproductiva debería estar prohibida en cualquier lugar del mundo. El último video fue subido hace una semana. A mediados de marzo 2024.

 

Un caso similar

Le ocurrió a Sherri Shepherd, antigua copresentadora de «The View». Shepherd y su entonces marido, Lamar Sally, utilizaron un óvulo donado y una madre de alquiler para ser padres, pero a mitad del embarazo, Shepherd y Sally decidieron divorciarse. Shepherd abandonó a la madre de alquiler, excluyó al bebé de su seguro médico, se negó a figurar como progenitor en el certificado de nacimiento, no quiso pagar la manutención del bebé y no estuvo presente en el parto. Sin embargo, sus esfuerzos acabaron fracasando, ya que un juez dictaminó que la reconociera como madre legal del bebé y fue obligado a pagar una manutención.

La maternidad subrogada se ha convertido en una epidemia, con mujeres vulnerables como Lugard contratadas por parejas adineradas para tener hijos. Sin embargo, las mujeres utilizadas como vientres de alquiler y los bebés que gestan no suelen ser tratados como seres humanos, sino como mercancías.

Como dijo Taslima Nasreen, activista feminista y humanista, en una declaración anterior: «La maternidad subrogada es posible porque hay mujeres pobres. Los ricos siempre necesitan que existan pobres en la sociedad para sus propios intereses. 

Casos en India

Grace: tres de los cinco embriones implantados sobrevivieron, dos niñas y un niño, el médico identificó a una de ellas y la abortó selectivamente sin el consentimiento de la madre.

Bhavya: estaba embarazada de trillizos, y uno de los fetos fue abortado dentro del útero a petición de los «padres de intención». Ella enfrentó complicaciones y experimentó un aborto espontáneo completo durante el quinto mes debido a este procedimiento de «reducción fetal» (aborto forzado).

Nargisa: también se realizó un procedimiento de reducción fetal similar. A ninguna de las mujeres se les informa de nada.

Madeeha: después de unos meses de embarazo, su agente le dijo que tenía dos niñas y debía abortar un feto. Ella se negó, entonces le advirtió que no obtendría ningún dinero de la clínica si rechazaba un aborto.

En 2015, cuenta Sheela Saravanan en su libro sobre una niña de trece años que fue traficada de Jharkhand a Delhi, forzada a ser vientre de alquiler. En su periodo de cautiverio, dio a luz a seis bebés, que tuvo que amamantar durante 6 meses antes de ser vendidos

A Ujwala le transfirieron cinco embriones, algo totalmente ilegal, un proceso que se repite en numerosas clínicas dedicadas a los vientres de alquiler, tres de los embriones progresaron, le practicaron un aborto selectivo intra-útero, empezó a sangrar, tuvieron que llevarla a la unidad de cuidados intensivos. A partir de entonces empezó a desarrollar un problema severo de tensión alta. La operaron por cesárea en el sexto mes de embarazo, los bebés murieron y le pagaron 35.000 rupias (unos 500€) por el «trabajo». Lo intentó de nuevo por necesidad, después de recuperarse, y tuvo un aborto, por lo que ya no vale como madre de alquiler. En realidad ya no puede trabajar en nada debido a sus problemas de salud asociados.

Odette, acordó prestarse a una «gestación subrogada» para su prima, describe como se destrozó su familia. De hecho fue repudiada, la llaman amargada, ya no la dejan participar de eventos familiares debido a la relación tóxica a raíz de dar a luz, «he sido amenazada de muerte» contaba Odette. Y entre lágrimas se lamentaba: «Le pido a Dios que mi hijo venga y me encuentre un día.» Los compradores le prometieron a Odette una cantidad de dinero que necesitaba, para luego retirar todos los fondos de su cuenta bancaria. A Odette le quedó una deuda de más de 5.000$.

Casos publicados en Nordic Model Now

Madre sustituta anónima en primera persona

Fui una madre sustituta altruista hace unos años y mis «futuros padres de intención (PI)  me abandonaron. Éramos muy cercanos antes y les permití acercarse a mis hijos. Mi agencia de subrogación en el Reino Unido me inculcó que tenía que ser amiga cercana de los IP para reducir el riesgo de que el acuerdo se rompiera. Ahora lo lamento, sólo espero que mis hijos no se sientan demasiado perdidos por haber sido utilizados por los PI.

Gestantes anónimas

Durante mis 13 años de carrera como partera fui testigo de muchas consecuencias negativas de la subrogación para las mujeres. La primera vez que me encontré con una madre gestante fue cuando la estaba cuidando cuando no se encontraba bien en la unidad de alto riesgo. Dos hombres homosexuales le habían encargado que llevara un bebé para ellos. Era su óvulo. Había una gran diferencia de edad entre los dos hombres y uno de ellos murió durante el embarazo. El más pequeño ya no quería al bebé. Luego se dejó que esta joven madre criara sola al bebé. Era vulnerable, pobre y anteriormente había sido víctima de violencia de género.

También he estado involucrada en el cuidado de una joven que estaba embarazada de un bebé para una pareja heterosexual que se divorció. Eran su óvulo y su esperma. Ya no querían al niño. La obligaron a interrumpir el embarazo a las 22 semanas de gestación.

Otra historia horrible fue la de una madre de tres hijos de unos 30 años que descubrió que tenía una enfermedad terminal y tuvo que interrumpir el embarazo a las 20 semanas. Más tarde murió dejando tres hijos. La subrogación no provocó la enfermedad, pero aceleró su muerte.

Hay muchas otras historias de trauma que no puedo compartir porque son identificables.

En mi experiencia, sólo las mujeres pobres y vulnerables eligen convertirse en madres de alquiler. Las mujeres ricas y educadas nunca eligen convertirse en madres sustitutas. Si se trata sólo de mujeres pobres, ¿cómo puede ser realmente una elección? Es explotación.

En el Reino Unido no estamos destinadas a tener subrogación comercial, pero es evidente que sí. Las mujeres reciben enormes sumas de dinero como “gastos”. Cuando utilizan sus propios óvulos, sólo se puede describir como trata de personas.

También he atendido a mujeres después de gestaciones subrogadas “exitosas”. Estas mujeres sienten una inmensa pérdida y tristeza después de dar a luz y entregar al bebé. Incluso si no es su genética, la pareja madre-feto sigue siendo poderosa. Las mujeres no son microondas. Les decimos a las mujeres embarazadas que establezcan vínculos con sus bebés en el útero y que hablen con ellos para ayudar al desarrollo del cerebro. Los bebés se vinculan con la madre a medida que crecen. Luego son arrancados al nacer. Algunas no los vuelven a ver después del primer día. Es una barbaridad.

Madre e hija se dedican a la subrogación como trabajo

Ana Deram hizo referencia a que ya en 1987 pidieron la abolición de la explotación reproductiva, creando una Coalición Nacional contra la #GestaciónSubrogada. Artículo.

Testimonios de varias madres en inglés y también el de Alejandra Nuñez en español. Nada ha cambiado 35 años después.


Enlace original

 

Una sociedad saludable, justa y defensora de los Derechos Humanos no debería permitir ciertas prácticas de la industria de fertilidad multimillonaria que implica tantos riesgos para la salud y el bienestar de las mujeres y los bebés. 

En diciembre de 2017, un estudio en la prestigiosa revista Fertility and Sterility afirmaba que los vientres de alquiler han aumentado los resultados perinatales adversos, incluidos parto prematuro, bajo peso al nacer, diabetes gestacional materna, hipertensión y placenta previa, en comparación con los nacidos vivos concebidos espontáneamente. El informe también encontró que estos embarazos tienen más probabilidades de terminar en una cesárea en lugar de un parto vaginal, lo que conlleva más riesgos tanto para la madre como para el bebé. El tamaño de su muestra era enorme: examinó 1.477.522 casos y los resultados fueron perturbadores.

Cuando Brooke Brown murió, Jennifer Lahl envió inmediatamente una carta a la oficina del Fiscal General en Idaho (el estado donde ella había vivido) solicitando una investigación. No recibió respuesta. Se puso en contacto con la prensa con la esperanza de publicar su historia en los medios de comunicación; pero de nuevo, no hubo respuesta. 

¿Cuántas mujeres … cuántos menores … deben ser sufrir antes de que se prohiban los vientres de alquiler en el mundo entero?

Sharon LaMothe, asesora de subrogación en Florida, asegura que Brooke no ha sido la primera mujer fallecida estadounidense, en morir por complicaciones relacionadas con el embarazo. Ha habido más casos, antes, y después, tanto en Estados Unidos como en el resto del mundo, en especial en India, que apenas tienen repercusión.

Estas historias ejemplifican todo lo que está mal con la versión distorsionada de los vientres de alquiler, y el negocio de las empresas de fertilidad e intermediarios, una industria global que se aprovecha de las mujeres necesitadas. Todo por dinero.

Big Fertility en Vimeo

En este documental que les recomiendo, se cuenta precisamente la historia de Kelly Martínez. Por cada una de experiencias de maternidad subrogada tuvo un precio que pasar y sufrir. La historia de Kelly, de todas las nombradas en esta columna, ejemplifican por qué debemos ser conscientes de esta realidad, y de todo lo negativo que conlleva una práctica que nos venden distorsionada. BigFertility es uno de los documentales más importantes e impactantes que jamás verán.

¿Creemos que la maternidad subrogada es un «derecho» para quienes pagan? ¿Es un «derecho» para las mujeres que se prestan a ello? ¿Creemos que todos tenemos «el derecho» a tener hijos genéticamente propios? ¿Tenemos derecho a explotar a otras mujeres para ello? ¿De verdad la gestación subrogada se puede regular? Solo tienen que ver esta película, que va más allá de la distopía y saquen sus propias conclusiones. Es necesario que nos eduquemos sobre la realidad de esta violación de derechos humanos.

Jennifer Lahl testifica ante el Comité Judicial en Washington respecto a al proyecto de ley “The Uniform Parenting Act,” eel 21 de febrero 2018. (subtitulado).

 

Teresa Domínguez

“No seré una mujer libre mientras siga habiendo mujeres sometidas”

https://twitter.com/letra_escarlata/status/1167400381502164994?s=20
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