Por Teresa Domínguez
«La maternidad subrogada es el regalo más extraordinario e inolvidable que una mujer puede hacer. Queremos que te sientas honrada, capacitada, hermosa, escuchada, entregada.”
Así comienza una aventura distópica que llevará a algunas mujeres a un proceso que llaman la «subrogación sagrada”. Un proceso con enfoque holístico y reverencial en el que las madres serán capaces de tener una experiencia casi mística a través de los vientres de alquiler. Campamentos que ofrecen «retiros sagrados» para madres de alquiler. Empresas regentadas en su mayoría por mujeres que en su pasado se han prestado a ser madre gestante y que encuentran en el negocio de captar a otras mujeres, un nicho que explorar, mucho más rentable que alquilar sus propios úteros.
Campamentos para meditar, autosugestionarse, desvincularse de lo que llevan dentro, donde las mujeres practican yoga, tienen charlas con psicólogas, les hacen bonitos tattoos con henna, todo ambientado con velas, flores, comidas especiales, sesiones de fotos, abrazos…
Campamentos «sagrados» con “tiendas sagradas” donde pueden comprar productos naturales y beneficiosos para su viaje de maternidad subrogada “sagrada». Donde aprenden a “empoderarse», porque alquilar su vientre es «el regalo más extraordinario e inolvidable» que puede entregar. Un negocio redondo.
Porque lo que firma la madre de alquiler en realidad es un «contrato con el alma”.
Un sistema que busca el control en cuerpo y mente de las integrantes del proceso. Participando, según explican, en eventos que fomentan el intercambio profundo, la exploración emocional, la creación artística, la expresión, la risa y la celebración. Es decir, un viaje único, sagrado, un lavado de cerebro, lo que los expertos llaman brainwashing. Un proceso mental dirigido a naturalizar lo inevitable, que tendrán que entregar a su bebé.
También se produce un ejercicio de autoaceptación de sus secuelas físicas y aprenden a naturalizar el dolor de manos de expertas.
«Deja que duela, y déjalo ir»
«Celebrar y honrar el cuerpo «imperfecto» post bebé»
«Porque si tú lo haces, lo harán otras mujeres”
Un viaje de fe, señalan textualmente estas empresas intermediarias, dedicadas al un negocio lucrativo de la maternidad subrogada.
“Porque tú puedes hacerlo”. Porque no hay cosa que empodere más que quedarte embarazada, pasar por todo el proceso, y entregar a las criaturas que acabas de parir. Y usando una cita de Juana de arco, que poco tiene que ver con la explotación reproductiva, añaden: «No tengo miedo, yo nací para hacer esto”.
Una ceremonia de liberación, lo llaman, una distopía del embarazo hecha realidad, un cuento de la criada al revés. Estas son imágenes y datos reales ofrecidos por uno de los negocios dedicados al ramo. Su fundadora, es también fundadora y directora ejecutiva de una conocida empresa consultora de fertilidad canadiense.
“Deja que duela, y déjalo ir” “Celebrar y honrar el cuerpo “imperfecto” post bebé” “Porque si tú lo haces, lo harán otras mujeres”
Las empresas que se dedican a facilitar procesos de subrogación, especialmente en lugares dónde solo se compensa a las madres, con cantidades limitadas, es decir, la llamada subrogación altruista, saben bien que es indispensable, hacer un trabajo de campo para convencerlas y que consigan llegar a término, por ello apelan a lo “sagrado” del acto. Con el fin de vivirlo desde la espiritualidad, y la desvinculación.
En otros países, cuya legislación es comercial, donde se pactan precios, no son necesarios ni tantos remilgos, ni estos espacios de desvinculación psíquica y emocional. Las mujeres siempre más vulnerables que los compradores, firman contratos que blindan completamente los derechos de los clientes, por voluntad propia, “decisión personal”, a cambio de una cantidad sustancial de dinero, siempre menor que los beneficios de los intermediarios, y siempre subyace una necesidad económica.
En otros países en desarrollo, dónde la mujer es uno de los eslabones más bajos de la sociedad, nos encontramos, en vez de campamentos que predisponen a las futuras madres, auténticas granjas de mujeres que son privadas de libertad y son apartadas de sus propias familias y a las que se somete a terribles tratamientos y procesos, incluso prohibidos por la ley. Las mujeres son traficadas para los vientres de alquiler a través de los mismos canales que para la trata y prostitución.
Muchas de ellas son usadas como «máquinas para hacer bebés» afirma Sheela Saravanan, sin tener en cuenta su salud y bienestar. «Estoy destruida… Tengo ansiedad y depresión… He experimentado el tormento durante varios años consecutivos después de dar a luz varias veces. Nos han dejado financieramente en deudas y mentalmente enfermas…«.
“Subrogación sagrada” es un trabajo de divulgación que realizamos desde Stop Vientres de Alquiler.
Investigación y voz: Teresa Domínguez
Edición: Vanesa Rodríguez
https://stopvientresdealquiler.wordpress.com/