El vientre de alquiler social, es un fenómeno en auge en Estados Unidos, donde mujeres fértiles eligen no llevar su embarazo porque quieren mantener sus cuerpos o sus carreras en forma. La maternidad por alquiler social está aumentando en los EE. UU, pasando del inexistente “derecho a tener un hijo”, al “derecho de usar a una mujer para tener un hijo” sin tener razones médicas
Los vientres de alquiler, son una práctica que atenta a los más elementales derechos humanos, a la que recurren hombres y mujeres que quieren tener un bebé con su mismo ADN, alegan razones médicas, o porque la naturaleza es como es, los hombres no pueden dar a luz.
La doctora en fertilidad Lori Arnold en San Diego, EEUU afirma que cada vez hay más mujeres que contratan a otra mujer que necesita el dinero, para tener un bebé, simplemente porque no quieren alterar su vida laboral o ver sus cuerpos pasar por cambios físicos tan drásticos. ¿Los motivos para alquilar a una mujer sin razones médicas?
Cito textual
«Para no estar enferma todo el tiempo, no poder beber o fumar y estar llena de hormonas, y añade «Si un día en la sociedad las mujeres pueden quedar embarazadas y tener más ayuda y que por ello no pierdan sus empleos, entonces consideraría quedarme embarazada yo”
Es decir, en una concepción neoliberal de la desigualdad pasamos al “las mujeres sufrimos desigualdad laboral, y mientras no se arregle, explotamos a otras mujeres con menos recursos para que hagan lo que yo no puedo hacer”.
Una mujer norteamericana que se pudo permitir pagar a una madre de alquiler contó su historia a una revista bajo seudónimo, pagó $ 100,000, Trabajaba 60 horas a la semana para hacer crecer su compañía y su problema era que realmente no tenía tiempo para estar embarazada, a pesar de que deseaba desesperadamente un bebé.
Estamos pasando del debate de la prohibición de una práctica abusiva en el que se explotan las capacidades reproductivas de una mujer, donde existe un intercambio económico a través de un contrato que priva de libertad a la contratante, a cambio de la entrega de un bebé, porque “no pueden tener hijos” , no quieren adoptar, etc… al un peligroso argumento que se da en EEUU y ya está cruzando fronteras, entre “lo necesario” y “lo social”, cuando cuando la mayoría de países lo prohibe, porque es explotación reproductiva, y comercio humano, y atenta contra los derechos humanos básicos de niños y mujeres.
Y nos preguntamos, ¿Esta es nueva la opción que el neoliberalismo ofrece para solucionar la discriminación y techo de cristal que sufren las mujeres por razón de embarazo?
Absolutamente sí, es lo que se conoce como la subrogación social que ya está cruzando fronteras. Muchas empresas, especialmente en Norte-América, han comenzado a incentivar los servicios de «vientres de alquiler», como hacen desde años, con la congelación de gametos y embriones. Ofrecen generosos incentivos por contratar la maternidad subrogada, en un esfuerzo por “atraer y retener talento”.
Según datos de ciertas empresas, las últimas en incorporarse han sido las tecnológicas. En Sillicon Valley han aumentado un 500% (año tras año) la congelación de óvulos. Y las solicitudes para la mal llamada «maternidad subrogada» ahora representan el 20% de todas las consultas que reciben de sus empleados. Incentivos que suponen un reembolso de hasta 20,000$ del total de la factura de los gastos que genera. Dinero que se destina a las “compensaciones” a madres de alquiler, a facturas de hospitales y otros gastos. Algunas empresas incluso ofrecen ventajosas líneas de crédito.
En un esfuerzo por “atraer y retener talento”, Young Smith, por ejemplo, ha pedido a los 98,000 empleados de Apple que averigüen qué tipo de beneficios les interesan más. Todos estos esfuerzos son parte de una tendencia creciente a ofrecer opciones favorables para los empleados en las empresas, y en el caso concreto de Silicon Valley, por un lado, para reclutar nuevo personal femenino, y por otro para fidelizarlo. Lo que «no limitaría» las carreras de dichas empleadas, y por ende la de otros interesados.
Y dado que existe una brecha laboral entre hombres y mujeres, y en concreto, según fuentes de estas tecnológicas, existe una escasez de mujeres senior, para resolver dicha realidad, los beneficios ofrecidos podrían verse como un intento de “rectificar el desequilibrio”. Y bajo la premisa de que ayudan a la “lealtad” de los empleados en el competitivo mercado laboral.
Hay que tener en cuenta que lo que conocemos como vientres de alquiler , es una práctica extremadamente costosa, y la gente de la comunidad tecnológica puede permitírselo sin tener que faltar al trabajo, ni poner en juego su carrera o su salud.  Convencidos «de la bondad» de unas mujeres que en su mayoría no tiene otra salida.
Eso sí, lo que no se comenta es que con ello se genera una suerte de subclase de mujeres, cuyo destino es convertirse en la materia prima de lo que se conoce ya en grandes universidades como la «bio-economía», mujeres destinadas a engendrar hijos para terceros, «donar» óvulos, proveer leche materna, etc… y que pertenecen a estratos sociales inferiores.
De cara a la opinión pública, el mensaje que lanza la industria se centra en la solución a los casos de infertilidad, pero nada más lejos de la realidad. Hoy por hoy, los vientres de alquiler se han convertido completamente en una “commodity”, una mercancía más, un lujo al que acceden los que pueden pagar, tengan o no, problemas de fertilidad,. Un lujo que permite acceder a la paternidad/maternidad sin poner en peligro el trabajo, ni el cuerpo, ni la salud propia. Que permite mantener “la agenda”. Porque son gente con vidas “ocupadas”, organizadas, con buen poder adquisitivo, que lo encargan y planifican casi todo. Y además lo pueden pagar. Una nueva forma de esclavitud para las mujeres.
Como dijo Steven Snyder, miembro de la Junta Asesora de esta organización “Hombres que tienen bebés”
“Si te lo puedes permitir económicamente, que nada te impida tener un hijo.”

En este vídeo podemos ver el siguiente nivel que el neoliberalismo tiene preparado para nosotras. El vientre de alquiler altruista es el primer paso para instaurar una práctica aberrante en la sociedad. La subrogación social está cruzando fronteras.

Créditos:
Investigación y voz: Teresa Domínguez @letra_escarlata
Edición: Vanesa Pujades
Stop Vientres de Alquiler
Teresa Domínguez
“No seré una mujer libre mientras siga habiendo mujeres sometidas”
Bibliografía: