Todas las personas nacemos iguales. Tenemos los mismos derechos. Derecho a ser cuidadas, alimentadas, educadas, respetadas y queridas por ser personas. A que se nos proporcionen las mismas oportunidades, sin discriminación alguna, para desarrollarnos y crecer en armonía y libertad. Sobre el papel es así, pero desgraciadamente en nuestro mundo del siglo XXI, este hecho tan básico no es considerado una prioridad. El desarrollo del ser humano depende en gran medida de donde le ha tocado nacer, el país, la familia, si eres mujer o hombre y si has llegado a este mundo y creces con mas o menos necesidades de cuidado, atención y educación. Si eres mas o menos vulnerable.
Cualquier persona con unos mínimos valores humanos de respeto, tolerancia por las otras personas estará de acuerdo en que debemos garantizar el derecho a una educación pública, individualizada, de calidad y ajustada a las necesidades de cada niña y niño desde que nace. Es nuestra obligación promover la igualdad de oportunidades en la escuela. Así estamos ayudando a que la persona pueda participar de manera mas justa y democrática en la comunidad de la que forma parte. Una sociedad avanzada tiene la obligación moral de dar mas a quien mas lo necesita. Las instituciones públicas deben velar para que la infancia pueda desarrollarse y convertirse en personas adultas sanas, que participan plenamente.
Creo firmemente en la inclusión, en todos los ámbitos en los que participan mujeres, hombres. La inclusión es de justicia, no hay mas. Es la esencia del ser humano. Desde que nacemos, en la familia, en la escuela, en nuestra comunidad, en la sociedad.
Si la escuela, disgrega, discrimina y no socializa juntos a todas y todos como pretenderemos una sociedad mas justa, democrática y humana.
La verdadera inclusión para mi implica que el sistema de educación pública debe considerar a todo el alumnado con los mismos derechos a una educación de calidad, a crecer y desarrollarse con sus iguales. Todos los seres humanos nacemos con los mismos derechos, somos iguales, pero no todas las personas nacemos y crecemos con las mismas necesidades. Somos seres únicos e irrepetibles.
La inclusión es necesaria, básica, es un derecho de la persona, pero sin recursos económicos, materiales y humanos es una gran falacia. No será posible ni real. Será un maquillaje mas de la realidad.
Está pasando en Cataluña. Se están aplicando y desplegando leyes para las que aún no hay dotación económica. ¿Por qué hay tanta urgencia? Decretos que contemplan la educación de las criaturas de manera integral, sin barreras de ningun tipo. Me parece perfecto y de justicia. El alumnado, ya lo he dicho anteriormente, debe disfrutar de las mismas oportunidades y es la escuela ordinaria la que ha de proporcionarlas. Hasta aquí todo bien. Niñas y niños con necesidades educativas muy concretas se estan incorporando a la escuela ordinaria. Estamos ante un grave problema, si no se destinan recursos de todo tipo, no solo para educar a estas niñas y niños tambien para mantener la calidad educativa al alumnado con necesidades educativas específicas que ya asistia a la escuela ordinaria. Sin recursos y apoyos económicos, tecnológicos y humanos se le puede llamar; ¿»inclusión educativa»? Algunas personas dirán que si. «Si eres madre y tienes corazón atenderás y educarás, velarás por la inclusión de estas niñas y niños» Estas palabras fueron pronunciadas en una reuníón a la que asistí. Son literales. Si opinas que sin dotación presupuestaria para desplegar el decreto de inclusión no podrás trabajar dando la atención educativa que crees firmemente que el alumnado necesita, no eres buena compañera y docente. No tienes ese «corazón de madre» que se necesita. Recordé la parábola de Salomón ante las dos madres. Reparto, quito horas, pongo horas de atención educativa. ¿A cada criatura según sus necesidades? Reparto los mismos recursos… ¿»Inclusión»?