por @letra_escarlata

Publicado en Nueva Revolución

Teresa Domínguez

img_0947_easy-resize.com-2En las instalaciones del Centro Cívico Blas Infante, en Jerez de la Frontera, el Catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad de Córdoba y miembro de la Red de Hombres por la Igualdad, investigador especializado en igualdad de género y nuevas masculinidades, término con el que cada vez se identifica menos, compartió con un nutrido grupo de personas, sus reflexiones acerca «de la resistencia pasiva, a la complicidad feminista» en unas jornadas que se enmarcan en el trabajo de la Comisión de Igualdad de Ganemos Jerez.

captura de pantalla 2019-01-28 a las 0.27.25Autor, entre otros, de los libros «El hombre que no deberíamos ser» ‘Masculinidades y ciudadanía. Los hombres también tenemos género’, ‘Autonomía, género y diversidad: itinerarios feministas para una democracia intercultural’ y de más reciente publicación; «La gestación para otros: Una reflexión jurídica-constitucional sobre el conflicto entre deseo y derecho«, con prólogo de Ana de Miguel, un libro que ayuda a comprender en profundidad adónde nos están conduciendo las nuevas tecnologías de la reproducción en un mundo gobernado por el patriarcado y el capitalismo en su versión neoliberal, un tema que se trató con interés en la ponencia.

No es la primera vez que nos visita, el tiempo acompañó el sábado, y un público de todas las edades y con alta participación masculina, asistió a una charla y posterior coloquio ameno y participativo que se extendió más allá de las dos de la tarde, teniendo en cuenta que Octavio Salazar debía regresar en el tren a las cuatro. Nos quedamos con ganas de seguir hablando de estos y otros muchos temas.

En el acto no faltó referencia al contexto de sociedad, las masculinidades tóxicas, los hombres ante la cuarta ola feminista, la masculinidad como asunto político, y el hecho de que la revolución masculina, también será feminista.

Para Octavio es imprescindible hablar de desigualdad, del neoliberalismo salvaje que permite que se siga explotando el cuerpo de las mujeres al servicio de los hombres, en cualquiera de sus formas: prostitución, vientres de alquiler. Para ello la sociedad patriarcal se vale de eufemismos y falacias, como «el mito de la libre elección». En un contexto en el que no se tienen en cuenta las desigualdades, ni la feminización de la pobreza. El neoliberalismo olvida el parámetro de la igualdad, y la contextualización de la autonomía, la libertad, y esta no es tal si la desconectamos de las condiciones socioeconómicas y culturales.

Y todo esto no es si no, una vulneración flagrante de derechos humanos desde el negocio, con una lógica mercantilista. Y es por ello que Salazar afirma que el derecho no puede ni legitimar, ni justificar prácticas que instrumentalizan el ser humano, y que van en contra de derechos humanos, irrenunciables e inalienables, como sucede con la mal llamada gestación subrogada, o la prostitución, ambas forman parte de situaciones de explotación, ya sea sexual, como reproductiva.

La situación de las mujeres no es la de un colectivo discriminado, como sería la de una minoría, esta obedece a una discriminación estructural  que afecta a la mitad de la humanidad y sobre ella se superponen otro tipo de discriminaciones.

¿Dónde están los hombres en 2019? Se preguntaba el Catedrático de derecho. Es evidente que existe un resurgir del machismo, hombres que se niegan a perder privilegios, y que además consideran que están incluso siendo discriminados por leyes que protegen a las mujeres de una violencia que es estructural. A este grupo pertenecen los hombres neomachistas, un término que toma Salazar de Miguel Lorente.

Por otro lado está la gran mayoría que pertenece a la resistencia pasiva, hombres no especialmente agresivos, que mantienen su rol de siempre, de padre, de proveedor,  de marido, respondiendo a los esquemas más tradicionales, que prefieren no plantearse ni comprometerse en una lucha por la igualdad, porque se encuentran en una posición cómoda.

También existen hombres que están en estos instantes en plena transformación, a veces la puerta de acceso para ellos es la paternidad, los roles compartidos, pero que aún son tímidos en sus acciones contra el machismo de sus congéneres. Empiezan a plantearse su propia masculinidad, son conscientes que el problema son los hombres, y también pueden formar parte de la solución. Sin embargo, Salazar afirma ser muy crítico con la «Mística de la paternidad». Se reconoce como extraordinario el hecho de la paternidad responsable y solo hacen lo que tienen que hacer, «sin que por ello haya que ponerles una medalla o darles un premio lo que, por otra parte, han venido haciendo siempre las mujeres«.

Y por último, desde la escala que nos planteaba Salazar, estarían los hombres militantes, en un extremo más comprometido. Un paso más allá, proyectando hacia afuera esa transformación. Con lo que supone de lucha y actuación desde el punto de vista político. Por eso es urgente, afirma Salazar, que los hombres dejen de estar en una posición cómoda, con un objetivo  esencial: trabajar con otros hombres.

La función de los hombres no es adoctrinar a las mujeres, ni darles lecciones, sino convertirse en correa de transmisión con otros hombres, con los jóvenes. Pero es necesario partir con una conciencia clara de género. Por supuesto, renunciar a privilegios. Insistir en la paridad, tanto en lo privado como en lo público. En las empresas, en los Parlamentos, en los sindicatos, las Universidades. Y combatir el machismo en el entorno, sea en un grupo de WhatsApp, como en la calle. Y por supuesto construir otras referencias de lo masculino.

¿En qué se basa el dominio masculino, se preguntaba Salazar, en su exposición afirma que se basa en el poder y la política, en las violencias en sus distintas formas y en la negación de las mismas. Un paquete de potencias, como explica Rita Segato, antropóloga y feminista argentina, y experta en este tema, que considera que las relaciones de género son un campo de poder, de dominación, de control, y de conquista. Todo ello enlaza con el miedo de las mujeres a los espacios públicos, la construcción del sexo sobre la dominación de la mujer y la doble negación.

«¿Hay algo más feminista que una mujer ayudando de forma altruista a tener un hijo a otra mujer?» Albert Rivera

La lógica economicista del mercado, políticas neoliberales que fomentan un capitalismo exacerbado. Se produce una conexión brutal desde el punto de vista de los Derechos Humanos, afirma Salazar, «un sistema que tiene que satisfacer nuestros deseos, y que estos pueden convertirse en derecho, gracias al dinero». Donde la felicidad depende de la facilidad que tengamos para cumplir esos deseos. Sea un coche, un apartamento o en este caso, un hijo, a través de la explotación de las capacidades reproductivas de las mujeres.

Tuvimos también la ocasión de preguntar a Octavio Salazar por los vientres de alquiler, desde una perspectiva jurídica. Campo del ponente. Concretamente por la incongruencia jurídica que se genera al no estar permitido en España. La ley de Técnicas de Reproducción Humana Asistida contempla como nulo el contrato por el que una mujer renuncia a la filiación del bebé que ha gestado en favor de un contratante. Mientras que por otro lado prolifera y se permite el turismo reproductivo.

«No hay ningún ordenamiento jurídico donde se hable del derecho a ser padre o el derecho a ser madre». No podemos exigirle al estado que garantice «ese derecho». Jurídicamente la respuesta tiene que ser clara, responde contundente Octavio Salazar, Catedrático de Derecho Constitucional, ya que actualmente se está produciendo un mecanismo de fraude de ley.  Salazar cree que el ordenamiento jurídico debería tener una respuesta eficaz ante esta situación, y la respuesta desde el punto de vista jurídico, tiene que ver con la prohibición absoluta de este tipo de práctica, y por lo tanto con la sanción de quienes hacen posible este tipo de prácticas, lo cual incluye agencias intermediarias, despacho de abogados, y «dejar muy claro que quien se vaya al extranjero, y haga este tipo de contrato, aquí no se le va a reconocer».

Salazar espera que haya en este país la voluntad política de meter mano en este asunto, de no ser así, «se seguirá manteniendo esta «esquizofrenia jurídica«.

Desde el feminismo, añade, no se puede dar cobertura a cualquier práctica que como mínimo posibilita algún tipo de esclavitud, de servidumbre de seres humanos, en este caso a las mujeres. Y desde esta lógica abolicionista, no puede justificar la práctica de los vientres de alquiler, ni siquiera la prostitución, que van de la mano. En este sentido, el Catedrático de Derecho Constitucional, Octavio Salazar fue contundente y claro respondiendo a una representante de la Asamblea de Estudiantes de Jerez :

«El feminismo siempre ha estado en contra de las esclavitudes, de las explotaciones Octavio Salazar

https://youtu.be/CRT5A1uMseo

“Los hombres que quieren ser feministas no necesitan que se les dé un espacio en el feminismo. Necesitan coger el espacio que tienen en la sociedad y hacerlo feminista” Kelley Temple

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Teresa Domínguez