En la película «the accused», Jodie Foster, premio de la Academia por Mejor Actriz y un Premio Globo de Oro por su actuación, es violada públicamente por varios hombres, un drama basado en una historia real. La víctima fue Cheril Araujo, una chica violada en 1983 sobre la mesa de un billar en un bar de New Bedford, por al menos seis hombres, y otros tantos mirando y jaleando a los violadores. «Lo que hacen los hombres, se queda entre hombres».
La negación, complicidad y fratría es un hecho, sobre todo cuando se trata de justificar actos violentos relacionados con las mujeres y las niñas. La justicia patriarcal es otro acto violento contra nosotras. Y aunque hay sentencias que son la excepción a la regla, como afirma Nuria Coronado, en esta excelente columna donde cuenta la experiencia de una joven estudiante madrileña de 20 años, apasionada por la música, que fue abusada sexualmente y maltratada psicológicamente. Los casos contrarios son numerosos.
Solo hay que hacer una búsqueda sobre violaciones, agresiones sexuales, abuso a menores: un goteo incesante de casos en los que se investiga, se condena, se rebaja penas, se exonera de culpa, se absuelve, en los que no se cree a la víctima, se revictimiza a la misma. En los que se apela a atenuantes para disminuir los años de condena del agresor o agresores; que estaba ebrio, que se drogaba, que ella provocó, no se negó, no luchó, no dijo «no», con un concepto muy de hombres, aunque estos sean jueces, en cuanto al consentimiento. No importa la edad de la víctima, o especialmente si las víctimas son menores. Incluso se apela, como hizo el Nobel Banerjee, a la pobreza como factor del aumento de violaciones en grupo.
Esta semana, ha habido cuatro juicios, solo en Galicia, contra hombres, por abusos sexuales a menores. Incluso en Aragón, un caso de un hombre de 71 años que quiso comprar la virginidad de una niña de 12 años. Y no tuvo ningún reparo en acostarse de forma reiterada con menores de 16 a cambio de regalos o dinero. En Bretaña, un padre que violaba sistemáticamente a su hija de 8 años, solo ha sido condenado a 4 años, porque estaba «borracho». O el padre de la niña de 13 años a la que violó en numerosas ocasiones e incluso dejó embarazada, que solo ha sido condenado a 15 años, en Murcia.
Incluso el acaba de salir la sentencia de Cristian Carretero, el pediatra español acusado de violar a 52 niños y niñas suecos, y 18 adultos, que además se hizo «famoso» por no poder ir a recoger al bebé que compró por vientre de alquiler, al estar en prisión y tuvo que hacerlo su padre, que es el que cuida de la criatura. Le han reducido la pena de 10 a 7 años. A pesar de ser condenado por violación grave a dos niños y otros delitos sexuales contra 43 (cinco menos que en la primera sentencia) y le absuelve en cambio de violentar la integridad sexual de los padres en relación con «exploraciones» a sus hijos realizadas a través de video chat.
Justicia para Julie
Pero en esta columna les voy a hablar de un suceso concreto que me ha conmocionado. El caso de Julie, en el que la justicia francesa ha preferido proteger la reputación de 20 hombres, bomberos de París, para más seña, acusados de violar a una menor durante 2 años, que la de una niña que fue sometida a violaciones desde los 13 años a los 15.
Un caso que está conmocionando al país, y donde numerosas asociaciones feministas y grupos activistas denuncian una grave «denegación de justicia». Y apelan contra esta «justicia patriarcal», y exigen que «se reconozcan los crímenes perpetrados en contra de la menor, y que se socave la impunidad de la que gozan sus agresores», y para ello han convocado una manifestaciones en toda Francia el 7 de febrero. El Tribunal de Casación de París se convocará el 10 de febrero para solicitar la recalificación de violación.
Julie era una niña común, buena estudiante, amante de la música. Un día se sintió indispuesta en el instituto y los Bomberos de París intervinieron. Uno de ellos guardó sus datos de contacto y luego la contactó a través de las redes sociales: acababa de cumplir 13 años. Durante 2 años, sin que sus padres comprendieran los motivos, tuvo numerosos y terribles ataques de ansiedad, que se manifestaban como crisis de tetania. Tuvo que dejar la escuela porque desarrolló una terrible fobia social que la llevó a quedarse la mayor parte del tiempo, sola encerrada en su habitación.
Entre abril de 2008 y agosto de 2010, tuvo una depresión muy grande. Los médicos le recetaron dosis muy elevadas de neurolépticos, una docena de antidepresivos diferentes y ansiolíticos. Durante esos dos años, los bomberos de París intervinieron más de 130 veces para llevarla al hospital. Cada intervención requería que los bomberos completaran una ficha en la que indicaban su nombre, fecha de nacimiento y edad, el motivo de su intervención y la medicación que estaba tomando. Eran por tanto plenamente conscientes de su muy vulnerable estado. También presenciaron los ataques de tetania de Julie y sus intentos de suicidio.
La primera violación en grupo tuvo lugar en noviembre de 2009 cuando Julie tenía casi 14 años y se encontraba en un estado de gran vulnerabilidad conocido por al menos uno de los tres bomberos involucrados. De hecho, Julie salía entonces de una hospitalización por psiquiatría infantil a finales de octubre de 2009 y tuvo que regresar urgentemente el 15 de noviembre tras dicha agresión sexual (del 15 de noviembre al 12 de diciembre de 2009).
«Habían pasado dos años de sufrimiento en julio de 2010, Julie tenía entonces 15 años y expresaba cada vez más su deseo de morir. Fue hospitalizada en un departamento de psiquiatría infantil de París. El equipo médico decidió suspender todo su tratamiento farmacológico muy fuerte (neurolépticos, antidepresivos, ansiolíticos) durante sus 3 semanas de hospitalización, así fue como recuperó sus facultades intelectuales y su capacidad para expresarse. Fue cuando nos fuimos de vacaciones, el 31 de agosto de 2010, finalmente pudo revelarme su terrible secreto: durante 2 años, había sido violada por una veintena de Bomberos de París en numerosas ocasiones y sufrió varias violaciones en grupo» Corinne Leriche, madre de Julie
Vídeo realizado por Olga Pérez con su alumnado de último curso de bachillerato y colectivo feminista Lycéennes et Enragées #JusticePourJulie, via Aurore Le Goff
Justicia patriarcal
Un nuevo calvario que duraría más de 9 años nos esperaba sin duda alguna
Se llama Julie
Corinne Leriche, madre de Julie en twitter, pide justicia para que el caso de su hija sea rectificado, y muestra un extracto de la «vergüenza» de la Corte de Apelación de Versailles, en el que se explica que los bomberos de París, «no ejercían ninguna presión sobre Julie», incluso en el momento de la violación grupal, en la que los propios bomberos se desplazaron en vehículo de servicio y vestidos con el uniforme.
La señora Leriche ha iniciado una petición change.org que ya cuenta con casi 250.000 firmas, dirigida a Éric Dupont Moretti Ministro de Justicia. «Julie violada con 13 años por bomberos: justicia para obtener la recalificación de violación«. Una historia estremecedora contada por su madre.
#JusticePourJulie #JusticeComplice
C’est 1 extrait de l’Arrêt de la HONTE de la Coud’Appel de Versailles qui explique que les @PompiersParis n’avaient pas autorité sur Julie 13à15ans même pdt 1 viol en réunion où ils s’étaient déplacés en véhicule de service en tenue de pompier pic.twitter.com/pM6XZ0WhHT— Corinne Leriche #JusticePourJulie (@corinne_leriche) January 19, 2021
Cultura de la violación
Me viene a la cabeza la protagonista de la película Hard Candy, Hayley Stark, de 14 años, cuando habla con el pederasta Jeff Kohlver, un conocido fotógrafo de moda, lo expresa muy bien en la conversación que tienen en el apartamento de este, quien la convence para «posar» para él.
-No eres idiota Jeff, no meas donde comes. Esas chicas eran tu trabajo, pero yo en cambio era tu juego.
-Tú te insinuaste a mí
-Será posible, esos dicen todos Jeff.
-¿Quienes?
-¿Quienes? ¡Todos los pedófilos! «Era muy sexy, lo estaba pidiendo. Era realmente una cría pero parecía una mujer». Es muy fácil culpar a un niño, ¿A que sí?
Es el momento de recordar que en España el Alto tribunal da un severo toque de atención al sistema judicial porque las mujeres víctimas de violencia machista no son creídas y son silenciadas por el propio sistema. Una sentencia del Tribunal Supremo advierte a los distintos órganos judiciales que atienden casos de mujeres agredidas sexualmente que eviten la “revictimización o victimización secundaria” que sufren estas víctimas una vez ponen los hechos en conocimiento de la justicia.
#Appleons-laJulie #SayHerName #JeSuisJulie #JusticePourJulie #JusticeComplice
Petición change.org dirigida a Monsieur Dupont Moretti Garde des Scea. «Julie violée à 13 ans par des Pompiers : justice pour obtenir la requalification en viol»
1 Legitimando la violación artículo de Teresa Domínguez
Vídeo de @lyceennes_et_enragees montaje @sansan_image Olga Pérez con su alumnado de último curso de bachillerato